Va un tipo por la autopista adelantando a todo el mundo con su coche recién comprado, cuando de repente nota que ha pinchado. Se echa a un lado, se baja y se dispone a cambiar la rueda: -“ Pero, bueno, ¿dónde está en este coche la puñetera rueda de repuesto y el gato de las narices?”. Mientras mascullaba improperios, se paró el tipo que habia adelantado anteriormente de mala manera, y éste le dice: -“¡Vaya, hombre, tenías que ser tu! ¿No sabes que estos coches modernos no tienen ni gato ni rueda de repuesto?”. -“Y, entonces, ¿cómo se arregla?”, pregunta el . -“Sólo tienes que soplar fuerte por el tubo de escape y se vuelve a inflar la rueda”. -“¡Anda, gracias!”. El tipo se monta en el coche y se aleja muriéndose de risa. Mientras, el otro estaba sopla que te sopla por el tubo de escape del coche sin conseguir nada: -“Que no se infla. A ver si lo estoy haciendo mal”. Y el tío seguía y seguía; lo único que se inflaba era la vena de su cuello, que ya estaba a punto de estallar. Ya estaba casi extenuado cuando se paró otro tipo y le preguntó: -“¿Qué haces?”. -“Mira tú, que he pinchado y ha parado uno que me ha dicho que, en estos coches de ahora, soplando por el tubo de escape se infla la rueda”. El otro, que se empieza a reír, le dice: -“¡Pero mira que eres tonto! ¡Tienes las ventanillas bajadas!”.
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