Bernardo de Alejandría
A los 15 años de edad, Bernardo de Alejandría, entró en la gran biblioteca que guardaba 500 mil volúmenes e hizo el juramento de no salir de ahí hasta encontrar la última verdad del universo.
A los 30 escribió un libro. Los sabios se admiraron con los hondos misterios guardados en sus páginas. Pero Bernardo dijo que en los millones de palabras que había escrito no estaba la verdad que buscaba.
Siguió buscando otros 30 años, y acabados que fueron sacó a la luz un nuevo libro. Tenía menos palabras, mas Bernardo dijo que tampoco en ellas estaba la verdad última del universo, pero que se iba acercando ya a ella.
Pasaban los años y nuevos libros salían de manos de Bernardo. Cada uno era más pequeño, tenía menos palabras que el anterior. Pero tampoco en ellos el sabio había hallado su verdad.
Por fin un día lo venció el tiempo. Bernardo sintió que se acercaban los pasos de la muerte. Congregó a sus discípulos en torno a su lecho y con una suave sonrisa les dijo que había encontrado finalmente la última verdad. Les indicó que para decir esa verdad no eran necesarias millones de palabras, sino una sola. Les dijo que ésa era la palabra Amor.
Murió diciéndola, y la sonrisa que quedó en sus labios hizo saber a sus discípulos que aquel maestro bueno había encontrado la verdad.
Armando Fuentes Aguirre