El Incienso y la Unidad.-
En los escalones de la Iglesia de Quetzaltenango en Guatemala, se puede observar actualmente cómo los descendientes de los mayas mezclan sus ritos ancestrales con los católicos adquiridos posteriormente. En lengua quiché van recitando una serie de oraciones a la puerta de la iglesia mientras zarandean unos rudimentarios peroles con los que improvisan enormes incensarios. Al ser varios indios los que concurren en el mismo rito, la humareda que se forma es impresionante, compitiendo las blancas bocanadas con el espectáculo de los toldos que cobijan las tiendas artesanales que cada jueves y domingo se instalan en un curioso mercado indígena. Más al norte, dentro de la selva de Petén, donde Guatemala y Méjico se confunden, se alzan los observatorios y templos de Tikal, ciudad guatemalteca, que junto con Santa Rosa de Copán en Honduras y Chichén Itza en Méjico, constituyen el triángulo maya más importante conocido.
Los mayas de Tikal aprovechaban el látex del zapote como resina que garantizaba la producción del fuego ritual durante todo el año. Esta resina combustiona muy bien, y al añadirle perfumantes, se obtiene el efecto incienso que ha llegado hasta nuestros días.
Nuestra tradición occidental cuenta que los Reyes Magos llevaron a Jesús oro, incienso y mirra. También en los templos orientales se quema incienso. Se quema incienso ante Visnú, ante Buda, ante la Virgen, etc. ¿Por qué se quema incienso en las iglesias, en las pagodas, en los templos y oratorios privados?
En la tradición judía, el perfume juega un papel muy importante. Tanto en el Cantar de los Cantares como en los Proverbios de Salomón, así como en innumerables Salmos, encontramos copiosas referencias a olores, ungüentos, bálsamos e incienso como si el perfume representara un importante papel en la vida de Israel.
Místicamente el perfume del incienso es un agente unificador. A medida que el cuerpo del incienso se quema somos observadores de la transformación de la materia. Vemos como una barra de incienso se cambia en humo que asciende y que se pierde dejando solamente su perfume. Una vez consumida la barra y desaparecido el humo, la única presencia es un agradable aroma. Este aroma es el agente unificador pues a medida que se consume la barra, nuestra conciencia también se transmuta. Si conseguimos trasponer la conciencia en un plano de mente más profundo, la idea de unidad no solo será referida intelectualmente, sino que será experimentada. Por lo tanto, el perfume puede ser un buen símbolo de la idea de unidad la cual podemos expresar en tres niveles:
§ Es sinónimo de unión fraterna, es decir, el perfume es un puente de unión entre distintas personas reunidas por un fin común.
§ Es también símbolo de unión entre lo externo y lo interno. La unión de concienciaa través de la interiorización.
§ El tercer aspecto es aquel que concierne a la unión enre el alma en el hombre y el Alma Universal o Dios, cuyo ideal deseamos alcanzar.
En la tradición judía, esta unión mística está representada por la unión de la shej’inah y el cielo, mientras que San Juan de la Cruz lo expresa como la unión del esposa y la esposa. El Cantar de los Cantares lo nombra como la unión del novio y la novia. De este último libro extraemos los párrafos siguientes:
4-6: “Antes que sople la brisa del día, y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del incienso”.
4-10 “¡Qué hermosos tus amores, hermana mía, novia! ¡Qué sabrosos tus amores! ¡Más que el vino! ¡Y las fragancias de tus perfumes, más que todos los bálsamos!”.
4-12: “Huerto eres cerrado hermana mía, novia, huerto cerrado, frente sellada”.
4:13: “Tus brotes un paraíso de granados con frutos exquisitos. Nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos tus árboles de incienso, mirra y aloe, con los mejores bálsamos”. (4-14)
4-15: “Fuente de los huertos, pozo de aguas vivas, corrientes que del Líbano fluyen”.
Podemos decir que el incienso es el perfume de Dios. El perfume nos recuerda el momento en que nos insufló en la nariz y nos hizo un alma viviente. ¿Podemos como mortales tener un símbolo mejor que el perfume que nos recuerde nuestro estado de unidad haciendo desaparecer nuestra conciencia de exilio? El amor divino que en los párrafos anteriores expresa Salomón nos habla de la unión de la parte de Dios en el exilio. Las alusiones a hermana, novia, hermosa, etc., no deberían interpretarse como una relación mundana. La poesía del libro contiene un excelso sentido místico. Salomón fue famoso por su sabiduría, tal sabio tendría que saber que los árboles a los que se refiere en los pasajes anteriores (4-13 y 4-14), tales como granados, nardos, azafrán, caña aromática, canela, mirra y aloe, no crecen juntos en Palestina ni se dan juntos. Por tanto, la reunión de estos vegetales aromáticos debe utilizarlos el autor como un recurso literario para expresar un símbolo que nos de la idea de aquello a lo que se refiere. Es la misma idea que encontramos en Proverbios. Véase los numerados 8-17 y 18: “Con mirra mi cama he rociado, con áloes y cinamono. Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana, solacémonos los dos entre caricias”.
Todo parece indicar que la unión mística está precedida de la aspiración de perfumes. Algunas personas han referido que antes de la presencia psíquica de algún maestro, se percibe un cierto olor que no es, sin embargo, igual a ninguno que se haya usado anteriormente. Sabemos por experimentos realizados que las vibraciones psíquicas son captadas a veces como perfumes. Quiere decir que cuando se realiza la unión de dos mentes pensantes se puede captar un aroma.
En el Cantar de los Cantares hay algo relacionado con el lugar del encuentro o unión entre el alma en el hombre y el Alma Universal: “Mientras el rey se halla en su diván, mi nardo exhala su fragancia. Bolsita de mirra es mi amado para ti…Que reposa entre mis pechos: Racimo de alheña es mi amado para mi, en la viña de Engadí” (1.12).
Engadí es un oasis donde crece el bálsamo y la palmera. En el oasis o lugar de reposo en medio del desierto, dibuja bien la correspondencia con nuestro diario quehacer en el exilio (el desierto) y nuestro deseo de reposo eterno (el oasis). Este lugar es lo que los místicos judíos entienden por shabbat (sábado). En el shabbat, el no tiempo o eternidad es el lugar de la unión.
La mentalidad judía no es espacial sino temporal, de manera que el lugar quiere decir el momento. Desde nuestro lugar en el camino de nuestras vidas miramos lejano este oasis y hasta que nuestro deseo de encontrarlo no esté vivo en nuestras mentes y corazones, no llegará el momento de la unión.
Mientras tanto quememos incienso y aspiremos su perfume como símbolo del deseo sincero de alcanzar el momento de la unión perfecta y sublime, mientras nos preguntamos desde nuestro lugar en la vida, a medida que el humo asciende, como en el versículo 3.6 del Cantar de los Cantares” “Qué es eso que sube del desierto, cual columna de humo, sahumado de mirra y de incienso, de todo polvo de aromas exóticos”. Y contestémonos calladamente, muy quedos, sintiendo en nuestros corazones que eso, tu que lees esto, es el perfume de Dios.