EL ABRAZO DEL TANGO...
Me abrazo a ti y juntos caminamos, yo, como mujer, tengo el privilegio de entregarme, de poder cerrar los ojos y dejarme llevar.
Disfruto de este privilegio y comienzo a gozar con mis sentidos abiertos a todas estas placenteras sensaciones.
Con el olfato te huelo, sé que has venido a bailar perfumado, a veces me hueles a limón, otras a incienso y también a lavanda, con una voz susurrante te lo hago saber, pues me gusta que tú lo sepas.
Con el oído escucho tu respiración y tomo conciencia de su intensidad y de su ritmo, en estos momentos de proximidad, a veces, estoy tan concentrada en ti y en mí, que llego a escuchar nuestros latidos acompasados.
Es con el tacto con lo que más disfruto de este abrazo del tango, noto la suavidad de tu mano izquierda , que se abre para recibir en su hueco mi mano derecha, con ella acaricio tu piel , juego sensualmente, sin apoyarme demasiado, ni apretarte, mi equilibrio está en mi eje y soy consciente de cada giro mientras danzamos.
El roce de mi pecho con el tuyo en cada movimiento me complace.
Mi mejilla roza la tuya y noto la tersura de tu piel, sé que te has afeitado para poder hacerme este regalo de ternura.
Mi mano izquierda forma un hueco donde cabe tu cuello, procuro no colgarme, pues me gusta sentir como la palma de mi mano, suavemente, acaricia la parte de atrás de tu cuello, ese lugar tan tuyo que, gracias al abrazo del tango, me pertenece por unos segundos, sin que nada, ni nadie lo impida.
La cadencia de tu cuerpo junto al mío me llega a través de mis ojos cerrados y mi sensible espíritu se esponja, mientras me abrazo a ti y juntos caminamos bailando un tango...