Cada vez que recordamos algo, borramos y rescribimos el recuerdo. Ello que permite que, al final, recordemos cosas que en realidad no han ocurrido jamás. Eso explica por qué es frecuente que diferentes personas recuerden los mismos hechos de manera diferente.
La tensión crónica hace perder la memoria. Una excitación emocional incrementa la acumulación de detalles importantes en la memoria de largo plazo. La tensión nerviosa activa la secreción de unas hormonas que actúan sobre el hipocampo y la amígdala para reforzar la memoria. La tensión crónica, por el contrario, puede dañar el hipocampo y dar lugar a pérdidas permanentes de memoria.