Contigo y sin ti Al amarte eran mías las estrellas, los sueños imposibles, y las rosas; eran mi hogar lejanas nebulosas, y no anduve camino sin tus huellas.
Epoca de armonía, sin querellas, de intensos días, noches luminosas, hermano de álamos y mariposas, y apasionado de las cosas bellas.
Si el golpe de tu ausencia me cruzara como siniestro látigo la cara, ¿qué, de tanto esplendor, me quedaría?
Todo, sin ti, trivial e insuficiente; como si poseyera una simiente, y el mundo fuera mi heredad baldía.
Los Angeles, 2 de junio de 2009
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