La energía de las palabras reprimidas
comienza a resentirse en el cuerpo físico,
en una irritabilidad constante,
en nuestra autoestima y
en la intimidad relacional con las personas
que más queremos.
Nos alejamos cuando no conocemos
el arte de la comunicación asertiva.
Para la mujer de hoy, la expresión hablada,
honesta y clara,
es la manera más efectiva
para darnos a conocer y conectarnos íntimamente.
Todo el mundo tiene el mismo privilegio de hablar,
de ser escuchado y de ser respetado.
Callar y jugar el papel de víctimas,
no es una opción para la mujer evolucionada
Usemos nuestra inteligencia para mejorar nuestro estilo
de comunicar.
Aclaremos la mente antes de hablar.
Nuestras palabras llevan la potencialidad de sembrar amor
y aceptación o discordia y separación.
Tienen el poder de acercarnos o distanciarnos de los demás.
Asumamos la responsabilidad de la intención
que llevan nuestras palabras.
Cuando en vez de hablar gritamos, lloramos, manipulamos,
controlamos o faltamos a la autenticidad,
no nos damos a entender.
Cuando hablamos con rodeos, con abstractos,
con reacción sentimental excesiva,
con ofensas y atacando con nuestra
"verdad",
vamos a tener polémicas estériles.
Todo el mundo pierde.
Podemos escoger patrones más inteligentes
de conversación verbal.
La comunicación auténtica es una alternativa poderosa
para mejorar nuestras relaciones .
Antes de hablar, vamos a relajarnos y a reflexionar.
Aclara la mente.
¿Qué es lo que queremos comunicar;
qué es lo relevante e importante?
Es positivo hablar con autenticidad, en primera persona,
con vocabulario sencillo y directo,
que no busca convencer sino comunicar.
Observa y maneja los sentimientos.
¿Las palabras están cargadas de sentimentalismos,
inseguridades y necesidad de control?
Es nuestra responsabilidad la resistencia que crean nuestras palabras
que llevan una doble intencionalidad:
Debilitar la posición de los demás.
Encuentra el propósito ulterior de la comunicación.
Está en el amor a nosotras mismas y a los demás;
con un mensaje de empatía, de respeto,
de ánimo de reconciliación,
de negociación de diferencias
y de sentido de pertenencia.
Usa la intuición para captar
cuándo es el mejor momento.
Si estamos relajadas, confiadas
y con buenos propósitos vamos a tener mejores
opciones para escucharnos.
Haz "algo"
diferente para preparar el ambiente;
usa la astucia.
Hay estímulos sensoriales que ayudan
a crear sintonías de armonía,
como lo son el tono de voz, la música,
la intensidad de la luz, las velas,
la textura de la ropa y el perfume.
Repite el nuevo hábito de comunicación
asertiva frecuentemente.
Para romper con el mal hábito de usar la energía
de las palabras para separarnos en vez de acercarnos,
hay que practicarlo a menudo.
¿Qué vas hacer diferente para que tus palabras
tengan más poder de conexión y atraccion.