Cuando perdemos el valor por la vida es porque hemos tocado fondo y
nos hemos encontrado con la desesperación, es decir la ausencia total
de cualquier sentido de esperanza, la cual siempre va acompañada
de una sensación de impotencia.
La desesperación produce un sentimiento de abandono, soledad,
perdida y muerte, entre otros. Vivimos en un mundo que nos agobia
por sus múltiples dificultades; pero si hoy te sientes cansado,
agobiado, si sientes que tus amigos te dejaron, piensa que
hay alguien que aunque no creas murió por ti.
Búscalo, aférrate a Él, a su amor, a su perdón, a su poder ilimitado.
Siempre que llegue la tempestad y sientas ahogarte busca
a aquel que con su amor y su poder la puede calmar.
Como dice Carlos Cuauthtemoc en uno de sus libros:
“ ENTREGA es la palabra clave. La vida en comunión con Dios
es el único bálsamo infalible que le da sentido a los mayores abatimientos,
sana las heridas, quita el temor, la ira, la tristeza y los convierte en paz”.
ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE. Sal de la cueva como Elías y
así como Dios le preguntó a Moisés hoy yo lo hago: ¿Qué tienes en tu mano?...
Tal vez unos talentos que has descuidado, o quizás una familia
que te ama, posiblemente un amigo que te está tendiendo su mano
para ayudarte...
No mires solo lo negativo de la situación, busca todo lo bueno,
lo que es digno de exaltar y así tendrás
pensamientos de paz y no de mal..