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General: RESPIRACIÓN CONCIENTE : mas energía
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De: Ari Luna (Mensaje original) |
Enviado: 14/09/2009 17:07 |
LA RESPIRACIÓN CONCIENTE:
más energía
Debido a que la respiración marca el ritmo vital, la forma en que respiramos determina la disposición de nuestra energía. Cuando estamos agitados o excitados, nuestra respiración es irregular y rápida; en cambio, cuando estamos tranquilos y equilibrados, nuestra respiración es lenta y suave. Nosotros podemos cambiar nuestro estado mental y nuestra condición física a partir de la forma en cómo estamos respirando. Incluso cuando estamos enojados, podemos calmarnos y equilibrarnos al respirar en forma lenta y relajada.
Cuando la respiración es calmada y suave, la energía aumenta y la salud mejora. Podemos dormir mejor. El organismo se equilibra tanto psíquica como físicamente. La mente se torna lúcida y el cuerpo se pone alerta y sensible. Una vez que hemos aprendido a conectarnos con la energía de la respiración, el respirar se convierte en una infinita fuente de energía.
La energía de la respiración está particularmente asociada con el centro de la garganta. Esa energía pasa a través del centro de la garganta y fluye hacia todo el cuerpo. Cuando el centro de la garganta está en calma, la respiración se equilibra. Sin embargo, cuando el centro de la garganta está agitado la energía no fluye adecuadamente.
Es posible respirar de una forma tal que el centro de la garganta se calme y funcione adecuadamente. Cuando el flujo interno de energías se equilibra, nuestros sentimientos y sensaciones se despliegan de manera natural, y esto nos da acceso a profundas sensaciones de plenitud.
Nuestros viejos hábitos de “buscar la satisfacción afuera”, de esperar que otros nos provean de emociones de placer y de plenitud, son difíciles de corregir, pero no imposibles. Así, mientras más buscamos fuera de nosotros la satisfacción personal, más perdemos el contacto con nosotros mismos y con nuestras sensaciones internas. Dejamos de sentir el contacto con nuestro cuerpo físico y con nuestras emociones.
Una vez que la forma inadecuada de respirar queda establecida, ella se auto-perpetúa. Si habitualmente vivimos “en nuestras cabezas”, sobre la base de nuestra experiencias pasadas y verbalizaciones mentales desconectadas de nuestros verdaderos sentimientos, hablando por hablar, sin sentir las emociones, emitiremos una energía desde lo mental con un contenido desvinculado del cuerpo. Es allí cuando aparece un sentimiento de insatisfacción permanente, un sutil estado de ansiedad que se percibe como si la garganta estuviera apretada y se manifiesta con la búsqueda de experiencias en el afuera que nos hagan sentir “vivos”. El flujo de energía se incrementa hacia el centro de la cabeza y decrece hacia el corazón.
En este estado se desarrollan todos los extremos y desequilibrios emocionales: la ira, el odio, la depresión y la falta de energía. No podremos conectarnos con nuestros sentidos y con nuestros verdaderos sentimientos mientras el centro de la garganta no se equilibre y las energías sutiles se distribuyan en forma pareja hacia la cabeza y el corazón. Sin la energía que requerimos para activarlos, nuestros sentidos no podrán funcionar adecuadamente y permanecerán dormidos.
La respiración nos enseña como disolver este condicionamiento de una ansiosa búsqueda externa, y nos lleva hacia la experiencia personal, interna y directa. Respirando con lentitud, podemos gradualmente llevar la respiración a un nivel balanceado de tal manera de que las energías se distribuyan en forma pareja hacia los dos centros (de la cabeza y del corazón).
Mientras respiramos adecuadamente, el cuerpo-mente se calma y obviamente sentimos bienestar. Tan pronto como nos damos cuenta de esta sensación de relajación, empezamos a disfrutarla. Si al comienzo no la percibimos, ejercitemos la paciencia. La práctica conciente hará de nosotros “el maestro interior”.
A medida que desarrollamos la calidad de la respiración, el estado de conciencia que se origina en la experiencia directa se irá ampliando en forma gradual. La energía aumentará y estará siempre disponible. El proceso es parecido al de cargar una batería: respirar bien es llenarlos de energía (batería). Aprendamos a regenerar nuestra energía y a mantenerla almacenada.
Cuando estamos concientes de la respiración, cuerpo y mente se equilibran. Incluso las emociones de ira, frustración o tristeza podrán ser percibidas de manera diferente.
Es, sin embargo, importante trabajar en forma continua con la respiración ya que, si no lo hacemos, sus efectos no durarán. Practiquemos la respiración cada día, por lo menos por diez minutos diarios. Tratemos de mantener la energía fluyendo, acumulándose. Solo poniendo atención a nuestra respiración, ya estamos haciendo la respiración conciente. Es simple, muy simple.
Una vez que aprendemos a acumular energía sentiremos cómo nuestra vida se va haciendo más saludable. |
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De: SoyMóni |
Enviado: 16/09/2009 07:16 |
Muchas gracias Ari...muy interesante mensaje..
Besitos....Móni..
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