Era un naufrago que flotaba a la deriva en el mar, y rezaba que
Dios lo salvara de morir ahogado o comido por los tiburones,
cuando en eso una avioneta le avienta una lancha inflable,
el se negó a subirse y decía .
-No mi Dios me salvara.
Un helicoptero entonces pasó y
le bajo unas escaleras para que subiera y aquel dijo.
- No mi Dios me salvará.
al final paso un barco y le lanzó una cuerda para subirlo y el volvió a repetir .
- No Dios me salvará.
Aquel naufrago murió ahogado y llegó al cielo donde San Pedro lo esperaba,
aquel naufrago llegó alegando.
-¿ porque Dios no me salvo?.,
a lo que San Pedro le dijo.-
Hijo mio, quien crees que te mandó
primero la avioneta, despues el helicoptero y al final
el barco para que te salvaras, pues fue Dios.
A veces esperamos la ayuda de Dios, pero no nos damos cuenta
que Él nos esta ayudando quizas de otras formas.
Pero estamos tan ciegos, que no lo vemos.
Cuando extravias un bien, es quizás porque quien lo encuentre lo necesita mas que tú.
Nada que no sea tuyo se te puede extraviar, si lo pierdes
ten por seguro que muy pronto lo volverás a tener y quizas sea más.
Los amigos y la familia no estan a tu alrededor porque si,
Dios te los ha dado por algo, quizas para que te apoyen y te amen,
pero quizas tambien porque desea que tú seas esa persona que lo represente
y les des amor. .
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