Aunque repita.
Que me arranqué tu amor a sangre y fuego.
Que cubrí tus miradas con la sombra.
Que mi gran ilusión fue sólo un juego.
Y el corazón apenas si te nombra.
Que al estrujar tus besos en mis labios,
les quité todo el amor, toda pujanza.
Y al poner en mis manos tus agravios,
¡se perdió para siempre la esperanza!
Aunque diga y afirme que es en vano,
que para ser de ti, debo estar loca.
Y reprima con furia mis dos manos
para no verte más junto a mi boca.
Hay algo que me oprime y que me aprieta.
Algo que a la razón no se sujeta.
Torrente que se anuda en mi garganta.
Y el corazón ya no resiste, ya no aguanta.
Y tiene que gritar porque se muere.
¡Que siempre te ha querido!