Si volviera a nacer haría cambios, radicales a mi ser intrascendente; pues sería por lo pronto más valiente, y más riesgos tomaría temerario.
Blanca risa de mi boca brotaría, jubilosa, sin borrarse de mi tez; pues daría a mi alma placidez, y bien ancho el corazón desplegaría.
Posaría la mirada en la lluvia, en las flores, en las noches estrelladas; y daría a mi tacto la textura, la caricia de tu piel terciopelada.
Dejaría en cada puerto mil amigos, y con cada amanecer una ilusión; pues tendría en cada ojo un lagrimón, predispuesto a saltar envanecido.
Mas hay algo, sin embargo, que querría, que sin cambios desearía iterar, son tus besos, tus abrazos, tus caricias, es la magia de tu encanto proverbial.
Si volviera a nacer no dudaría, rogaría que tú fueras la de siempre, la perenne tentación inmerecida, la precoz divinidad evanescente.
Autor: Marcos Belgrano
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