¡VEN, SEÑOR! NO SONRIAS DICIENDO QUE YA ESTÁS ENTRE NOSOTROS. SON MILLONES LOS QUE NO TE CONOCEN TODAVÍA. ¿Y DE QUE SIRVE EL CONOCERTE? ¿PARA QUE TU VENIDA, SI PARA LOS TUYOS LA VIDA PROSIGUE COMO SI TAL COSA...? ¡CONVIERTENOS! ¡SACÚDENOS! QUE TU MENSAJE SE HAGA CARNE EN NUESTRA CARNE, SANGRE DE NUESTRA SANGRE, RAZÓN DE NUESTRA VIDA. QUE NOS ARRANQUE DE LA TRANQUILIDAD DE LA BUENA CONCIENCIA, QUE SEA EXIGENTE, INCOMODO, PORQUE NO ES OTRO EL PRECIO QUE HEMOS DE PAGAR PARA ALCANZAR LA PAZ PROFUNDA, LA PAZ DIFERENTE: TU PAZ. Hélder Cámara
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