FÍSICA Y METAFÍSICA DE LAS VIBRACIONES
El movimiento vibratorio armónico simple.-
El movimiento armónico simple constituye un movimiento modélico en el estudio de las vibraciones. El oscilador armónico o cuerpo genérico que realiza este tipo de movimiento es un sistema sencillo al que se le puede aplicar los conceptos más característicos de la mecánica como teoría física. Pero además, su estudio ayuda a comprender una amplia gama de fenómenos que van desde la producción del sonido hasta la recepción de las ondas de radio, igual que podríamos aplicarlo a ondas más sutiles como las del pensamiento.
El fenómeno de las vibraciones se presenta con mucha frecuencia en la naturaleza, y por tanto en la física. El sonido es un tipo de vibración que se propaga a través de un medio material como el aire, mientras que las ondas del pensamiento no parecen utilizar el mismo medio. La luz puede ser considerada como otra forma de oscilación viajera que es capaz de avanzar incluso por el espacio vacío, aunque estamos llamando vacío a un espacio sin cosas ostensibles o ausencia de un cuerpo al que podemos tocar, pero sabemos que ese espacio está lleno de partículas subatómicas y por tanto de vibraciones.
Cuando se habla de invisibilidad, se supone que las vibraciones de luz no están siendo reflejadas por un cuerpo material. ¿Podríamos con nuestra mente vaciar un espacio a nuestro alrededor? Si tal cosa es posible, el cuerpo en el medio de ese espacio vacío no ha desaparecido, pero al no reflejarse la luz en él, parecerá que se ha convertido en un cuerpo invisible. Lo que el ojo humano ve es luz reflejada. Muchos fenómenos de invisibilidad que leemos en algunos textos esotéricos no son otra cosa que el dominio de la mente sobre las partículas subatómicas alrededor del sujeto. El misterio de muchos fenómenos solo existe en el desconocimiento de las vibraciones y nuestra capacidad de sorpresa y creencias en poderes mágicos.
Los átomos que forman un cristal vibran y oscilan en torno a las posiciones intermedias que definen los nudos de la red cristalina. Incluso en una molécula aislada, sus átomos componentes a la temperatura ambiente, están en continua vibración interna.
Un cuerpo que realiza un movimiento vibratorio de vaivén, constituye un sistema simple, su estudio puede efectuarse aplicando los conceptos fundamentales sobre fuerza, movimiento y energía. Su análisis engloba, por tanto, lo esencial de la mecánica, pero también sirve de base para comprender el comportamiento de otros fenómenos y sistemas más complejos.
No todos los movimientos vibratorios son equivalentes, el hecho de que el punto móvil se desplace alternativamente en uno y otro sentido siguiendo una trayectoria rectilínea, o aproximadamente rectilínea, cuyo recorrido repite una y otra vez, es lo que todos tienen en común. El más sencillo y también el más fundamental, es el denominado Movimiento Armónico Simple (MAS).
Como sucede con cualquier movimiento, podemos describirlo de dos maneras: a) cinemáticamente, es decir, estudiando cómo varían la posición, velocidad y aceleración del punto móvil y b) dinámicamente, estudiando las causas o fuerzas que originan dicho movimiento.
Si observamos el péndulo de un reloj, veremos que parece más lento cuando se desplaza del extremo hacia el centro que cuando se desplaza del centro a los extremos. Esto significa que la velocidad del punto vibrante cambia con el tiempo, por tanto, el movimiento pendular es un Movimiento Armónico Simple.
Ahora traigamos ese fenómeno vibratorio de MAS a otro aspecto. Resulta que en muchas culturas, la danza ritual está llena de este fenómeno, incluso alguien dijo que las religiones, antes de hablarse de ellas se bailaban. Por tanto, encontramos útil provocar de manera consciente ese movimiento armónico simple como preparación a un estado meditativo. Se puede hacer sentado en una silla, poniendo una música de meditación o relajación, imaginarse un hilo de luz sobre nuestra cabeza que se conecta a nosotros como si el conjunto, la luz y nosotros mismos, fuéramos un péndulo. No es necesario mover el cuerpo, sino pensar o visualizar que lo movemos en oscilación constante al ritmo de la música que hayamos seleccionado. Después de unos tres o cuatro minutos deja de visualizar que te mueves y quédate receptivo.
El fenómeno de la resonancia.-
El fenómeno de la resonancia es característico de las vibraciones u oscilaciones, al margen de cuales sean la naturaleza de éstas. A veces, los sistemas oscilantes son sometidos a fuerzas exteriores cuya intensidad varía periódicamente produciendo en ellos oscilaciones forzadas. Sin embargo, cuando la fuerza aplicada respeta las condiciones naturales de vibración del sistema, entonces, el acoplamiento entre ambas es perfecto, la transferencia de energía al sistema es máxima, y la amplitud de vibración se hace también máxima. Se dice entonces que el sistema oscilante está en resonancia con la fuerza exterior. En tal circunstancia, fuerzas pequeñas pueden dar lugar a amplitudes de vibración considerables. Una tropa de soldados pasando por un puente marcando el paso con una frecuencia coincidente con la frecuencia vibratoria natural del sistema, podría dar lugar a una resonancia de tal naturaleza que produciría una vibración del puente capaz de destruirlo.
Llevemos el estudio de este fenómeno al área metafísica. La emisión de sonidos vocales, cantados en las notas adecuadas, puede considerarse una vibración pequeña, pero la magnitud de la resonancia es tal, que podemos poner en movimiento aspectos psíquicos y cósmicos.
En las vibraciones electromagnéticas, la resonancia explica la sintonización de una emisora de radio, pues lo que hace es producir una resonancia entre emisor y receptor, consiguiendo una intensidad máxima de recepción de la señal.
La música de relajación, el olor a incienso, la luz tenue, el canto de sonidos vocales, no dejan de ser vibraciones que producirán su resonancia en nuestro sistema nervioso, en los centros psíquicos del organismo, en el sistema neuroendocrino, en el nivel de las emociones y en el plano psíquico y espiritual, así como en el medio ambiente. Todo sonido tiene su correspondencia en un centro psíquico, en un centro nervioso, en un color, un elemento químico. Cada uno de nosotros tiene su nota dominante, lo ideal es descubrir por interiorización o por intuición nuestra propia nota dominante que produzca resonancia con la nota dominante de naturaleza cósmica. Esto produciría una perfecta sintonización que es lo que tanto decimos cuando hablamos de sintonización con la Consciencia Cósmica.
Todo está sujeto a su propia nota o tasa vibratoria, y si observamos los fenómenos de resonancia o correspondencia entre un sonido y otro, al actuar en el plano físico, dirigiéndonos en una nota determinada, estaremos actuando entonces en el plano cósmico, es decir, nos estaremos entonando con el gemelo, acercándonos a un nivel más elevado de de conciencia, o dicho de otra forma, estamos haciendo que el par universal resuene en un acorde armónico.
Toda nota tiene su armónico y disarmónico. La pregunta es ¿podemos afinar nuestro ser, como si de un instrumento musical se tratara, para que alcance una nota dominante de conciencia humana que tenga armonía con la nota dominante del Cósmico? ¿De qué manera nos ayudan los sonidos vocales a realizar este entonamiento?
Una desproporción de la mente, la tristeza o la cólera, es un perturbador de la armonía, es lo que podríamos llamar el disarmónico. Cada cosa tiene su propia elasticidad y masa, y por tanto, su nota musical. Una armónica discordante causará que sea perturbada su cohesión molecular, por eso, la tristeza, la cólera, la algarabía desproporcionada, son estados de ánimo que no nos ayudan a lograr el entonamiento deseado.
En el teclado universal de las vibraciones cósmicas que se estudia en Amorc, observamos que la nota “la” en la primera octava sobre el do central, tiene 427 vibraciones por segundo. La que le sigue, “sol”, tiene 384 vibraciones por segundo. El “si” natural 480; entre el “la” y el “si”, hay una diferencia de 53 vibraciones, y entre “la” y “sol”, la diferencia es de 43 vibraciones por segundo. La mitad de esta diferencia entre una nota y la siguiente da un tono menor o sostenido. Sabemos que “sol” tiene 384 vibraciones por segundo, mientras que “sol” sostenido tiene 405. Así mismo, “la” tiene 427 y “la” sostenido 453. Puede haber 2 o 3 vibraciones por encima o por debajo de la nota o tono, pero esa pequeña diferencia es algo que el oído humano no detecta.
Cuando hablamos de notas dominantes de la conciencia humana, nos enfrentamos a unas tasas muy altas, de miles de vibraciones por segundo, sin embargo, por la ley de correspondencia o resonancia, al ejecutar una o varias notas con nuestra voz, haremos que estemos produciendo afinidad en otro nivel, es decir, que estemos resonando con niveles de conciencia más altos.
Como habíamos dicho, cada uno de nosotros tiene su nota dominante. En las octavas más bajas existen las complementarias o inarmónicas relativas que perturban a la más alta debido a la discordancia. Pero también existe, dentro del teclado, del universo, otra nota que es complementaria a la de nuestra conciencia humana, por tanto, la armonización con ella se vivencia como algo placentero que nos vivifica el ser al tiempo que nos sumerge en una inmensa paz. Nuestra nota y las complementarias a ellas, cuando se canta en grupo, producen un acorde sutil, por lo tanto, también existe un acorde dominante.
En música, los acordes basados en una nota dominante, serán hermosos cuando al mismo tiempo suena otro acorde diferente al primero, esto nos trae la idea de que la armonía está en el contraste. Cada nota de las que cantamos, nos puede dar un mayor o menor grado de paz y armonía. Sería interesante que cada uno de nosotros supiera identificar qué nota es la que le proporciona mayor estado de paz profunda. No hay que apresurarse en la identificación, habría que realizarla a través de la interiorización y realizar varias pruebas antes de decidir la nota dominante, pues según H. Spencer Lewis, los estudiantes de misticismo tenemos simpatía por la nota “la” de la octava del “do” central. Por lo tanto, podríamos creer que el “la” es nuestra nota cuando en realidad no lo es. Si descubrimos nuestra nota dominante, podemos utilizarla actuando en correspondencia con la consciencia cósmica, vibrar en armonía con ella a través del acorde celestial, y trasladar así nuestra conciencia individual a través de la música de las esferas en una elevación de nuestro yo, y en tal elevación, escuchar psíquicamente unas notas largas como de arpa, o como si escucháramos minúsculos pellizcos arrancados a una fina copa de champán, y así sumergirnos al mismo tiempo en una profundísima paz como escalones previos del entonamiento o contacto con el corazón de la existencia sagrada y siempre eterna.
La energía.-
El término energía es una palabra propia de la física, quizás la más nombrada, pero ¿qué es la energía? La noción de energía se introduce en la física para facilitar el estudio de los sistemas materiales. La naturaleza es esencialmente dinámica, es decir, está sujeta a cambios: cambios de posición, de velocidad, de composición o de estado físico. Pues bien, existe algo que subyace a los cambios materiales y que indefectiblemente los acompaña, ese algo constituye lo que se entiende por energía. Por tanto, la energía es una propiedad o atributo de todo cuerpo o sistema material en virtud de la cual, éstos pueden transformarse modificando su situación o estado, así como actuar sobre otros originando en ellos procesos de transformación. Sin energía, ningún proceso físico, químico o biológico sería posible, e inclusive ningún proceso psíquico, toda vez que estos tienen su correspondencia biológica que los sustentan y los manifiestan. Dicho en otros términos, todos los cambios están asociados con una cierta cantidad de energía que se pone en juego, se cede o se recibe.
En los estudios rosacruces aprendemos que la energía es predominantemente negativa o predominantemente positiva. Experimentos realizados con plantas nos han mostrado que si pinchamos la aguja de un miliamperímetro en un vaso que trae savia bruta de la raíz a la hoja, la aguja se desplaza hacia el signo menos, mientras que cuado se pincha en un vaso que lleva savia elaborada de la hoja al resto del árbol, la aguja se desplaza hacia el signo positivo. Esto da a entender que lo aéreo es predominantemente positivo mientras que la tierra es predominantemente negativa. Nada es unipolar, y cuando decimos positivo o negativo nos estamos refiriendo a su predominancia. La célula humana también tiene bipolaridad, predominando la carga positiva en la mitocondria y la negativa en la pared celular. Precisamente, un susto o ansiedad, lo que hace es provocar unos intercambio iónico que hace que se híper polarice la membrana neuronal, de -30 milivoltios que muestra en estado de reposo, pasa a -70 en estado de tensión.
El agua es predominantemente negativa, y el aire es predominantemente positivo, de manera, que después de cualquier ejercicio de meditación, en el que hemos realizado varias respiraciones profundas, se aconseja beber al final un vaso de agua para equilibrar las energías.
La energía se puede presentar asociada en formas diferentes, es decir, puede estar asociada a cambios materiales de distintas naturalezas. Así, se habla de energía química cuando la transformación afecta a la composición de las sustancias, como por ejemplo, la acción enzimática. Se habla de energía térmica cuando la transformación está asociada a fenómenos de temperatura, por ejemplo, la relajación baja la temperatura del cuerpo. Se habla de energía nuclear cuando los cambios afectan a la composición de los núcleos atómicos. De energía luminosa cuando se trata de procesos en los que interviene la luz. Los cambios que sufren los sistemas materiales llevan asociados transformaciones de una forma de energía a otra, pero en todas ellas, la energía se conserva, es decir, ni se crea ni se destruye en el proceso de transformación.
Una proyección psíquica no es otra cosa que un cambio de polaridad de la energía, pues siempre estamos proyectados. Durante la vigilia la proyección es física, quiere decir que la energía se mantiene en su polaridad predominantemente negativa, pero por voluntad propia podemos causar un cambio de polaridad, cosa que hacemos natural e inconscientemente en el periodo de relajación profunda y el sueño. En estos casos, predomina la polaridad positiva de la energía con lo cual nos proyectamos psíquicamente.
Esta característica de la energía constituye un principio físico muy general fundado en los resultados de la observación y la experimentación científica y se conoce como principio de la conservación de la energía.
Otro modelo de interpretación es el siguiente: Si un sistema físico está aislado de modo que no cede energía ni la toma del exterior, la suma de todas las actividades correspondientes a sus distintas formas de energía permanece constante. Dentro del sistema pueden darse procesos de transformación, pero siempre la energía ganada por una parte del sistema será cedida por otra. Esto es lo que se piensa que sucede en el universo, que en su conjunto puede ser considerado como un sistema aislado.
Todas las formas de energía terminan convirtiéndose, de forma directa o indirecta, en energía térmica. Desde el punto de vista de la energía, cuando hablamos de rendimiento, nos estamos refiriendo a una transformación energética, siendo el rendimiento el porcentaje de energía en juego que puede ser aprovechado de una forma efectiva.
Adrián Pérez de Vera
Nota: Se reserva el derecho de transmisión de este artículo. No obstante, puede ser utilizado como material de estudio personal.