Cualquier cosa es un camino entre un millón de caminos.
Por tanto, un guerrero siempre debe tener presente que
un camino es sólo un camino; si siente que no debería seguirlo,
no debe permanecer en él bajo ninguna circunstancia.
Su decisión de mantenerse en ese camino o de abandonarlo debe
estar libre de miedo o ambición.
Debe observar cada camino de cerca y de manera deliberada.
Y hay una pregunta que un guerrero tiene que hacerse, obligatoriamente:
¿Tiene corazón este camino?
Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte.
Sin embargo, un camino sin corazón nunca es agradable.
En cambio, un camino con corazón resulta sencillo:
a un guerrero no le cuesta tomarle gusto;
el viaje se hace gozoso; mientras un hombre
lo sigue, es uno con él.
Juan Castaneda