Después de conocer vida y obra de Alba Solís, quisiera encontrarla o al menos cruzarla en un bar de Buenos Aires picando maní y tomando cerveza, en una de esas esquinas a las que sin duda pertenece.
La trayectoria de Alba Solís arranca muy temprano, a mediados de los años ’40 en la radio, prosigue en el teatro, a través de grabaciones de discos lamentablemente escasas, en la televisión y el teatro (con hitos como Tangolandia, Blum, Tango argentino), más algunas incursiones en el cine que no supo sacar partido de su fotogenia ni de su temperamento
Con su voz grave y profunda, su fraseo cargado de intenciones y una desfachatez infrecuente en los ’50 y en una cancionista, Alba Solís creó un estilo que mantuvo a lo largo del tiempo. En los últimos años, la intérprete que actuó junto a Mariano Mores, Enrique Santos Discépolo, Juan D’Arienzo y Francisco Canaro, entre otros sumos sacerdotes del tango, estuvo en distintos boliches, a veces compartiendo micrófono con otras glorias del pasado que, como ella, se resisten al retiro.