Señor Jesús, Amor de mi alma.
Tú eres quien más me ha amado en este mundo. Tú me amas gratuita e incondicionalmente. Tú me eres fiel hasta el final. Con tu amor, llena mi soledad, sana mis heridas, reconcilia mis malas relaciones. Que tu Sagrado Corazón derrita mi corazón frío, duro, amargo.
Y yo experimentaré el don de la fraternidad. Y Tú permanecerás en medio de nosotros.
Con María, nuestra Madre, así sea.
Texto: Hermanas Clarisas de Lavan
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Feliz domingo de Ramos
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