La expresión "¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?" no es una frase moderna,
sino un dilema filosófico mucho más antiguo de lo que la mayoría cree.
Todos sabemos que es la gallina la que pone el huevo, y a su vez, el huevo el que
engendra la gallina. Pero si entendemos la expresión como un círculo vicioso,
nos servirá como disparador de planteos existenciales. ¿Puede existir A antes de B,
si A depende de B para existir?
A lo largo de la historia, numerosos filósofos han desarrollado sistemas teóricos a partir del binomio huevo-gallina. Ya Aristóteles (384 a.C.- 322 a.C.) reflexionaba sobre el tema; él concluyó que tanto el huevo como la gallina habían existido desde siempre.
Para los creacionistas, Dios creó a las aves junto con el resto de los animales.
Por lo tanto, la gallina habría sido la primera en existir.
Existen otras corrientes teológicas más cercanas a la ciencia, como la evolución teísta.
Ésta plantea que Dios pudo haber creado las gallinas mediante evolución, a partir
de huevos.
Sin embargo, el análisis del dilema "¿Huevo o gallina?" no es exclusivo de la filosofía
o de la teología; ni siquiera de la biología. Este tipo de planteos suelen hacerse extensivos a la aplicación de soluciones para problemas macroeconómicos.
Por ejemplo, si la población teme una caída en la economía, ahorra.
Al gastar menos, la demanda se reduce, y la oferta aumenta.
Esto conduce a una caída en la economía.
En conclusión, la cuestión del huevo y la gallina es un problema mucho más
grande de lo que cualquier granjero creería.
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