Muchos piensan que la vida se acaba cuando llegas a cierta edad, que al llegar a esa edad ya estás vieja y nadie te podrá amar.
Pero eso es porque no pensamos en verdad en lo que es la vejez, ni en lo que haremos para llevar mejor los años que tenemos. No hay que tener miedo de envejecer, pues tiene su encanto…
La sabiduría siempre se encuentra en la experiencia de los años, no en los libros.
Muchos de nosotras vivimos con la fijación de los años, con miedo de mirarnos al espejo y encontrar más arrugas, ver que ya no tenemos la lozanía de la juventud… ¿Pero qué importa eso? Los años son años, unos números. Cuando se es feliz la vejez pasa de largo por nosotras. Debemos atesorar las sonrisas de nuestros hijos, de nuestros nietos, y no tener miedo a los años, a envejecer.
Cuando te sientes deprimida por los años, que siempre corren más aprisa de lo que uno quisiera, recuerda guardar en en tu corazón todos los bellos momentos pasados, recuerda el nacimiento de tus hijos, cuando por primera vez te llamaron "abuela", atesora todas esas mágicas palabras para que el día de mañana estés donde estés, seas una señora amable que le sonríe a la vida.
Y si alguien te dice "¿por qué siempre estás tan sonriente?" le contarás que una vez en una página alguien escribió que todos los bellos momentos se deben guardar en el corazón de modo que cuando ya seamos viejas podamos repartir amor, cariño y sonrisas a todo aquel que se acerque a nosotras…
La vejez es una muy bella etapa de la vida, y se debe ir sin miedo ni angustias por ello. Ya verás que a tu alrededor habrá muchas personas sentadas y serás la reina del hogar. Si recuerdas esta reflexión repartirás todo el amor de Dios entre los tuyos, y les darás la mejor herencia que se pueda tener: la felicidad, esa palabra que tanto nos cuesta decir porque pensamos que no es para nosotras.
La felicidad está dentro de ti, en lo que haces por los demás, lo que entregas a tu familia, cuando amas a Dios y oras por los que lo necesitan, cuando eres una persona honesta y has vivido la vida de la mejor manera, siempre tratando de ser correcta. Comprobarás que la vejez y la felicidad es un todo para afrontar aquellos dorados y maravillosos años…
Cada día que abres los ojos recuerda que es un regalo de Dios, y eso debe ser motivo suficiente para sonreír a la vida…
¡Qué maravilloso son los años dorados!
Con mucho cariño para ustedes
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