Un Poète
Mi corazón no puede con la carga de su amorosa y lóbrega tormenta y hasta mi lengua eleva la sangrienta especie clamorosa que lo embarga.
Ya es corazón mi lengua lenta y larga, mi corazón ya es lengua larga y lenta... ¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta los dulces granos de la arena amarga.
Mi corazón no puede más de triste: con el flotante espectro de un ahogado vuela en la sangre y se hunde sin apoyo.
Y ayer, dentro del tuyo, me escribiste que de nostalgia tienes inclinado medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.
Miguel Hernandez
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