Existen diferencias entre ser un jefe y ser un líder, entre ellas:
Para el Jefe, la autoridad es un privilegio de mando y para el Líder un privilegio de Servicio.
El Jefe ordena: “Aquí mando yo”, el Líder: “Aquí sirvo yo”.
El jefe empuja al grupo y el Líder va al frente comprometiéndose con sus acciones.
El Jefe existe por la autoridad, el Líder por la buena voluntad.
El Jefe necesita imponerse con argumentos extensos, el Líder con ejemplos entrañables.
El Jefe inspira miedo, se le teme, se le sonríe de frente y se le critica de espalda.
El Líder inspira confianza, da poder a su gente, los entusiasma y cuando está presente, fortalece al grupo.
Si temes a tu superior, es Jefe.
Si lo amas es un Líder.
El Jefe busca al culpable cuando hay un error.
El que la hace la paga.
Sanciona, castiga, reprende, cree arreglar el mundo con un grito o con una infracción.
El Líder jamás apaga una llama encendida, corrige pero comprende, no busca las fallas por placer, sino para rehabilitar al caído.
El Jefe asigna los deberes, ordena a cada quien lo que tiene que hacer, mientras contempla desde su lugar cómo se le obedece.
El Líder da el ejemplo, trabaja con y como los demás, es congruente con su pensar, decir y actuar.
El Jefe hace del trabajo una carga, el Líder un privilegio.
Los que tienen un Líder, pueden cansarse más no fastidiarse, porque el Líder transmite la alegría de vivir y de trabajar.
El Jefe sabe cómo se hacen las cosas, el Líder enseña como deben hacerse.
Uno se guarda el secreto del éxito, el otro capacita permanentemente, para que la gente pueda hacer las cosas con eficacia.
El Jefe maneja a la gente, el Líder la prepara.
El Jefe masifica a las personas convirtiéndolas en números o fichas.
El Líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas.
Respeta la personalidad, se apoya en el hombre concreto, lo dinamiza y lo impulsa constantemente.
El Jefe dice, “vaya”, el Líder “vayamos”.
El Líder promueve al grupo a través del trabajo en equipo, forma a otros Líderes, consigue un compromiso real de todos los miembros, formula planes con objetivos claros y concretos, motiva, supervisa y difunde el ideal de una esperanza viva y una alegría contagiosa.
El Jefe llega a tiempo, el Líder llega adelantado.
“Un pie adelante del grupo, una mirada más allá de los seguidores” el que inspira, el que no se contenta con lo posible sino con lo imposible.
El Líder hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria.
La compromete con una misión que le permita la trascendencia y realización.
Le da significado a la vida de sus seguidores, un porqué vivir, es un arquitecto humano.
No todos pueden ser “líderes”.
Lo importante es saber la diferencia.