Chispeante y contagioso, pero también frontal y sin filtro, Carlos Tevez ofreció una charla sin desperdicios; "Juego de lo que necesite el equipo, aunque vaya en contra de mi rendimiento", dijo el delantero, que se siente un privilegiado. Por Cristian Grosso / Enviado especial
Por Cristian Grosso Enviado especial 15 de Junio de 2010 - 23:06
Fotos
La sonrisa dibujada en el rostro, un rasgo distintivo de Tevez | Fabián Marelli - Enviado especial
PRETORIA.- Apenas escuchó que el periodista era de Sky TV se tomó la cabeza con ambas manos y lanzó un angustiante uhhhhhhhhhhhhh . Claro, la pregunta llegaría en inglés. El showman había vuelto. Parecía la desopilante continuación de aquella conferencia de prensa que había dado en Herzogenaurach, un día antes del partido de la Argentina con Alemania, por los cuartos de final del Mundial pasado. Carlitos Tevez en su máximo esplendor. Hace cuatro temporadas, acompañado por un introvertido Lionel Messi de 18 años, había regalado un sinfín de ocurrencias para animar casi todas sus respuestas. Desopilante, encendido, gracioso. Esta vez replicó su contagioso humor, pero no hubo forma que le respondiera en inglés al colega de Sky TV. "No, ni en pedo?, después me cargan por todos lados por las pronunciaciones."
Chispeante y contagioso, pero también frontal y sin filtro. Tevez desde su desparpajo dice lo que casi todos callan. "¿Cómo se mueve?? Y? ¡con las piernas!", disparó con una carcajada cuando le pidieron que explicara los desplazamientos del capitán surcoreano Ji-Sung Park, ex compañero suyo en Manchester United. Pero enseguida elogió al rival: "Yo conozco muy bien a Ji-Sung, sé la clase de jugador que es, juega en uno de los mejores clubes del mundo. Soy amigo de él. Me pone muy contento poder enfrentarlo. Hablaré con Jonás y le diré cómo se mueve él". Sin querer, anticipaba que Jonás Gutiérrez seguiría como lateral derecho en la Argentina.
Esta anécdota ocurrió en 2006, pero podría haber sucedido ayer. Tevez venía sufriendo con el interruptor del micrófono. Tenía que activarlo él para responder. Pero el botoncito estaba caprichoso. Ergo, cuando se encendió salió clarita la voz de Carlitos diciendo "esta cagada se apaga". No podía fallar. Las carcajadas invadieron la sala. Aquella atmósfera estaba cargada de humor y ahora también. Regaló un póquer de caras cada vez que escuchó algo en inglés. Le recordaron que había anunciado su retiro para el final de la Copa del Mundo si ganaba el título, pero? "Todavía no terminó la Copa del Mundo, después pensaré lo que haré? pero fue una forma de decir? tampoco lo tomemos? recién tengo 26 años, me queda más." Sí confesó que cambiaría todos sus títulos por la corona en Sudáfrica. Y lanzó dos palabras cuando le dijeron que con una calificara a Maradona: "Un fenómeno".
Tévez y su show (FOX Sports)
Hace cuatro años todavía jugaba en Corinthians, y en San Pablo querían saber si iba a ser transferido a Chelsea. Le preguntaban y coqueteaba. "¿Teim que falar em portugués? ¿Eh, eh ? ¡Esaaaaa!", se cargaba a sí mismo. Ahora, con el inglés, no bromeó. Sí habló mucho de táctica. Veloz, pícaro, si en Alemania había tratado cariñosamente de "Madre" a un periodista, ahora a otro le dijo "Gorda". Pero para hablar de la selección se puso serio. "La Argentina tiene que salir campeón, no queda otra. El único momento en que uno no es criticado es cuando sale campeón con una selección de esta historia. No nos podemos quedar en un octavos, un cuartos o una semifinal? este equipo para no ser criticado tiene que salir campeón."
Otra porción de la charla sin desperdicios surgió cuando le recordaron que después del partido con México, en los octavos de final, Hernán Crespo los había definido a él y a Messi como los Globetrotters de la selección. "¿Los que?", preguntó espantado Tevez. Le explicaron que eran los basquetbolistas que hacían un show? "Ahhh, ¿qué? ¿Son chiquititos o grandes?", consultó nuevamente. Había atrapado al auditorio. Más cuando, igual de desenvuelto, confesaba qué haría si le tocaba patear un penal en una hipotética definición: "Al arquero yo le apunto a la cabeza... Si lo erro, por lo menos se la saco. Que el arquero se quede sin cabeza, sin nada". Aquel 30 de junio, en Berlín, no pateó ningún penal, pero ayer recordó esa Copa del Mundo: "Ahora el equipo tiene más ambición, más hambre? Es lo que yo siento. Ahora uno es más grande y toma esta experiencia con mucha más responsabilidad. En Alemania era muy joven, no sabía bien lo que era jugar un Mundial...".
En un momento de 2006 los ojitos se le pusieron más vivaces que de costumbre. Le habían señalado si soñaba con ser reconocido como el jugador del pueblo. Hoy, que ya lo es, habló de esa distinción. "Soy casi siempre el menos criticado de la selección, juegue bien o mal. Me siento un privilegiado." Y enseguida entregó una definición que explica por qué lo adoran: "Hay que sacrificarse por el equipo. Claro que me gustaría hacer 3 o 4 goles por partido, pero yo hago lo que el equipo necesita en cada momento. Juego de lo que el equipo necesite aunque vaya en contra de mi rendimiento. Estamos jugando un Mundial y yo no puedo pensar en mí solamente".
Cuando le comentaron que ahora muchos periodistas ven con optimismo a la selección, no dudó? "Puede ser usted solo, ¿eh? La verdad, hace mucho que no encontraba un periodista que me diga eso?" Su carisma había atrapado la escena. "Muchas gracias", dijo Carlitos cuando se marchó. Y las últimas líneas de esta nota son las mismas que cerraron aquella de 2006: después del show que había regalado, dieron ganas de responderle "no, gracia a vo´ y hasta cualquier momento". O hasta Brasil 2014.
TAMBIEN CRITICO LAS VUVUZELAS
Qué piensa Carlos Tevez de las célebres vuvuzelas. Nunca las llamó por su nombre, quizá para no complicarse con el nombre: "Con el tema de las sirenas, trompetas, no sé qué son, se hace difícil... Se hace difícil escuchar".