Yahvéh formó entonces a Lilit, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán, aunque en lugar de polvo puro utilizó excremento y sedimentos.
De la unión de Adán con este demonio-hembra, y con otra parecida llamado Naamá, hermana de Túbal Caín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad.
Muchas generaciones después, Lilit y Naamá se presentaron ante el tribunal de Salomón disfrazadas como rameras de Jerusalén.
Adán y Lilit nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella,
Lilit se sentía ofendida por la postura acostada que él le exigía.
«¿Por qué he de acostarme debajo de ti?
—preguntaba—
: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual»-
Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilit, encolerizada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
Saliendo del Edén fue a dar a las orillas del Mar Rojo (hogar de muchos demonios).
Allí se entregó a la lujuria con éstos, dando a luz a los lilim, que eran seres cubiertos de pelos.
Cuando tres ángeles de Dios fueron a buscarla, ella se negó aduciendo que era una pecadora.
Por lo cual le fueron muertos cien hijos al día.
Desde entonces las tradiciones judías medievales dicen que ella mata a todo niño menor de ocho días (incircunciso aún).
También se dice que Lilit, una vez fue encontrada por el desterrado Arcángel Samael posteriormente denominado Satanás,
bajo a los infiernos y allí fueron pareja.