LAS DERROTAS
Es un arte aceptar las derrotas, y las almas nobles siempre lo adquieren;
debes saber cómo perder, sin perder el ánimo; no debes temer el desencanto.
No vaciles jamás en admitir el fracaso.
No intentes ocultar el fracaso bajo sonrisas engañosas y falso optimismo.
Suena bien obtener siempre éxito, pero los resultados finales son desastrosos.
Es verdad que aceptar las derrotas como una parte ineludible de la vida
es ganar en sabiduría porque "la perfección es nuestra meta, no nuestro origen"
por lo tanto el aprender a perder es una gran enseñanza que nos
permite no volver a tropezar con la misma piedra.
Como humanos siempre estamos expuestos a los fracasos,a las decepciones
y a las pruebas y justamente el aprender a sacar significado a estas
contrariedades, es lo que va formando nuestro carácter y acercándonos
a la perfección en
forma gradual porque "la sabiduría del hombre nace de las pruebas y los
errores de la experiencia humana" pues "el dolor y el sufrimiento son esenciales
para la evolución progresiva"
Nadie puede vivir la vida por nosotros, las experiencias ajenas nos
pueden servir como referencias, pero las lecciones provechosas sólo
las obtenemos de las propias experiencias.
"No podemos percibir la verdad hasta que no la experimentamos
con los sentimientos y muchas verdades no son realmente sentidas
si no es en las adversidades"
Los padres podemos señalar a nuestros hijos, los caminos menos pedregosos,
pero no podemos impedir que ellos tropiecen, por eso más que lecciones de vida,
lo que tenemos que entregarles son valores que les sirvan de herramientas
para salir adelante en los momentos difíciles y la mejor herramientas que
podemos poner en sus manos, es la confianza en que Dios es su Padre,
porque de este amor filial siempre es posible sacar las fuerzas para salir
adelante porque ¡¡¡ Con Dios todo es posible !!!!
Ocultar los fracasos es el peor del auto engaños, se niega la derrota
para evitar que el ego sufra en su autoestima herida, pero al hacerlo
nos estamos invalidando a nosotros mismos, en vez de sacar
fortaleza de las propias flaquezas.
Si no somos capaces de reconocer nuestros errores, no tendremos la menor
posibilidad de corregirlos y superarlos.
Aprender a perder es un arte que debemos aprender si en la vida
queremos ganar.