Estáis a punto de dar un paso muy importante (quizá el de mayor relevancia) en vuestras vidas y de repente, ¡horror!, os entran las dudas sobre si os estaréis equivocando, si realmente es vuestra media naranja o si sabréis compartir vuestra vida sin tiraros las sartenes y los rodillos a la cabeza. ¡Tranquilos! Está dentro de lo normal. Un cambio como ese afecta a cualquiera y hasta la persona más estable del mundo se encuentra en esos momentos abrumada por los temores. Si queréis que vuestra relación salga hacia delante y convertiros en una de esas parejas de 80 años que aún pasean por la calle agarrados de la mano y que ya han celebrado sus bodas de oro, tendréis, sobre todo, que armaros de paciencia, ser conscientes de vuestros defectos y admitid vuestros errores. Para que lo tengáis todo mucho más claro y vayáis con la lección bien aprendida, prestad atención a estas reglas de oro y todo marchará sobre ruedas entre vosotros:
- No dejéis nunca que la rutina y la apatía deterioren vuestra relación: el amor es como una planta (y no un cactus precisamente) y si queréis que crezca sana debéis de regarla. Con la pareja pasa lo mismo, tenéis que cuidarla todos los días y no dejar nada al hacer (ni para el mes que viene porque ahora no tenéis tiempo).
- Hablad por lo menos media hora al día: Si el trabajo y las obligaciones cotidianas os abruman daros un respiro y dejad la plancha para otro día. Un par de horas de conversación y por qué no, de arrumacos en el sofá, y estaréis como nuevos y dispuestos a dejar preparada la comida de un mes por lo menos.
- Expresad vuestras insatisfacciones de un modo correcto: No vale con pegar cuatro voces si estáis enfadados y esperar que el otro adivine lo que pasa por vuestra mente. Aunque a nosotros nos parezca obvio, desde fuera no está tan claro y a veces se necesita algo más que unas débiles señales de humo...
- Buscad siempre el mejor momento: Cuando vuestra pareja está a punto de salir por la puerta porque llega tarde a una reunión no es el momento perfecto para decirle que anoche hizo algo que te sentó mal o que estás dolida porque no te presta la suficiente atención. En esos momentos ninguno de los dos estáis en la mejor situación para discutirlo así que lo mejor es esperar a que ambos regreséis a casa para discutirlo tranquilamente.
- Cuidad los detalles: Al principio de un noviazgo o de la convivencia todos somos muy detallistas y nos pasamos el día dejando notitas cariñosas, e-mails provocadores o mensajes en el móvil. Pues bien, no ha que dejar de hacerlo, por lo menos de vez en cuando. Esos pequeños detalles son lo que a la larga más se valoran porque no sirve de nada mandar un precioso ramo de flores pidiendo disculpas si mañana vais a volver a hacer lo mismo. Debéis encontrar tiempo para preparar cenas románticas por sorpresa o invitarle a ese concierto que tanto le gustaría ver. De esta manera le recordamos al otro que estamos ahí y le queremos, justo lo que todos deseamos que nos digan de vez en cuando.
- Dejad un espacio libre a la pareja: No podemos pretender compartirlo todo porque cada uno tiene sus aficiones, sus amigos o sus momentos de soledad. Cierto es que con la vida que llevamos actualmente nos pasamos el día trabajando, llenando la despensa o limpiando la casa y nos gusta pasar en pareja los escasos momentos de ocio pero con mesura. Si a él le apetece ir de vez en cuando al gimnasio para relajarse un poco o tú quieres celebrar una velada sólo de chicas no os tiréis los trastos a la cabeza ni penséis que ya no os quiere como antes. Para apreciar bien lo que se tiene hay que alejarse un poco de vez en cuando, ¿verdad? Pero todo en su justa medida, tampoco os paséis la vida en el gimnasio o con las amigas porque podemos tener un problema...
Autor Desconocido
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