Aunque lo nuevo me cauce emoción un momento y temor en otro, lo acojo con osadía, esperando completamente mi bien. Cada oportunidad es una idea a la que le ha llegado su momento. Así que no permito que la magnitud de la tarea me abrume ni me intimide. Tengo en mí toda la sabiduría, fortaleza y claridad que necesito para superar cualquier reto presente.
Si surge un obstáculo, determino centrar mi atención en cada triunfo, y celebrar hasta los más pequeños. Aprendo de las desilusiones y no permito que los altibajos me desanimen.
Lo que hago marca la pauta. Estoy completamente equipado para emprender algo nuevo con confianza y decisión.
Yo reconozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que te sea oculto.—Job 42:2