La Oración de Fe me recuerda: “Ahora tengo sabiduría, verdad, paciencia, bondad y amor”. Si se me hace difícil ser paciente, eso es una señal de que no estoy siendo amable y amoroso. Respiro sosegadamente. Con cada aliento, siento que mi atención se mueve hacia mi corazón. Creo un espacio para el perdón y dejo ir cualquier enojo.
Tengo la energía, la paciencia y el tiempo necesarios para hacer lo que me corresponde hacer. Soy una expresión amorosa del Espíritu, y estoy aquí para expresar mi verdadera naturaleza. No permito que horarios, actividades y exigencias me convenzan de que tengo muy poco tiempo para ser la expresión afable y atenta que realmente soy.
El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece … no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso.—1 Corintios 13:4-5