La presencia de Dios me mantiene paciente y sereno todo el tiempo.
Cuando me encuentro con demoras e impedimentos, ¿Cómo reacciono? La experiencia me dice que enojarme o impacientarme no mejorará la circunstancia. Una fila lenta no se va a mover más rápido porque frunza el ceño. El tráfico no se agiliza porque demuestre frustración. Lo que sí puedo hacer que ofrece beneficios es visualizar resultados correctos para los demás y para mí.
Si hay una demora, utilizo el tiempo para centrar mis pensamientos y dar gracias por la presencia de Dios en mí. Practico respirar lentamente mientras afirmo: Yo soy sereno. Estoy en calma. Al ser paciente fomento mi paz. Me abstengo de decir o hacer algo de lo que me arrepienta más tarde. Al mantener pensamientos de paz soy paciente y siento calma.
Como ciervo que brama por las corrientes de agua, así mi alma clama por ti, mi Dios.—Salmo 42:1
Yo soy la luz crística en expresión; nada puede perturbar la paz de mi alma.
Las enseñanzas de Jesús son Verdades eternas que me ayudan en el camino de la vida, así que determino vivir de acuerdo a su ejemplo. Reconocer que comparto la misma cualidad espiritual —la mente crística— me consuela.
Logro una conciencia espiritual elevada cuando celebro mi divinidad: mi “YO SOY”, la presencia de Dios en mí. Inspirado por mi Señalador del camino, recibo consuelo y brindo consuelo a los demás. Mi vida refleja la paz serena del Espíritu en todo lo que pienso, digo y hago. Una sensación de consuelo se extiende por todo mi ser. Mi alma se regocija a medida que una serenidad sagrada trasciende toda emoción. ¡Yo soy la luz crística en expresión!
Pido al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios.—Efesios 3:16