Con Dios, soy mayor que cualquier desafío que pueda enfrentar. Al tener esto presente, dejo ir todo temor y toda duda. Hago uso de mis herramientas espirituales: la oración, la meditación, el Silencio, cuando las bendiciones llegan a mí de modos esperados e inesperados. Puede que reciba una llamada, tenga un sueño o un presentimiento. Un saber interno que me guía justo hacia aquello que necesito cuando lo necesito.
Así como el joven David pudo vencer a Goliat, yo cuento con las provisiones, la actitud y las ideas que me ayudarán y protegerán. Dios es en mí, yo soy en Dios. Mi esencia espiritual es firme y valerosa. No puede ser herida ni disuadida, nada puede impedir que yo haga o sea aquello que he sido llamado para hacer y ser.