Un día pacífico puede ser cambiado de repente por el caos y la desilusión. El tráfico está peor que nunca, el sistema de la computadora de repente se daña o recibo malas noticias. En cualquier momento, circunstancias externas me pueden dejar enojado o frustrado. Mas puedo decidir responder mediante el entendimiento lleno de fe.
Dios está en mí y a mi alrededor ahora mis-mo. Qué maravilla es poder suscitar esa paz interior con un pensamiento afable. Necesito recordar que donde quiera que esté, Dios está.
Me sereno un momento y decido sumergirme en el consuelo y el amor de Dios. Me vuelvo abierto y receptivo. Mi dirección se hace clara, y la paz de Dios que sobrepasa la comprensión me llena de esperanza y seguridad.