Mi sendero espiritual me da muchas oportunidades para aprender, crecer y cambiar. Así como no soy la misma persona de hace unos pocos años, probablemente seré aún mucho más diferente de aquí a unos años más.
Yo soy libre para cambiar cómo pienso y siento según crezco. Yo he sido bendecido con libertad para escoger mis pensamientos, actitudes y creencias. No tengo por qué quedarme estancado en viejas maneras de pensar que ya no me sirven a mí y a mi visión del mundo. Mis compañeros en el sendero espiritual también son libres de escoger mientras progresan y crecen. Celebro la libertad que compartimos para evolucionar y vivir más plenamente nuestra identidad como seres espirituales.