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General: LA PALABRA DIARIA MES DE JULIO
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 20/07/2009 23:01 |
Lunes 20 de julio del 2009
La gracia me bendice y me inspira a bendecir a otros.
Gracia
La gracia es un fluir constante de bien en mi vida. Sé que he de esperar bendiciones, y cuando una bendición imprevista me hace sonreír, reconozco que es producto de la gracia divina.
El espíritu de Dios me ofrece todo bien y sólo aquello que es bueno, y confío en esta verdad. Sé que la guía y la gracia divinas siempre me acompañarán.
Consciente de la actividad y la presencia del Espíritu, permanezco optimista. Mi energía positiva resplandece como una palabra de confianza o una mano amiga. Mis pensamientos y oraciones silenciosas de fe llegan a muchas personas, cerca y lejos. La gracia me bendice y me inspira a bendecir a otros.
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica encima.”—1 Corintios 3:10
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Martes 21 de julio del 2009
Irradio la luz de Dios como amor y comprensión.
Faro de luz
Al mirar el cielo nocturno, no puedo contar todas las estrellas, pero mientras más miro, más veo que cada estrella es un faro de luz.
Yo también soy un faro de luz, una luz que transmite comprensión divina al mundo. Tal vez nunca sepa cuándo mi luz inspira a otra persona en su camino. Sé que al dejar que la luz divina irradie de mí, doy vida al amor y la aceptación.
Puedo sentir gozo cuando reconozco que toda situación en mi vida tiene un propósito. Queda de mi parte dejar que mi luz interior brille, y así lo hago. Honro y expreso la luz divina que yace en mi alma.
“También te he dado por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo último de la tierra.”—Isaías 49:6
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Miércoles 22 de julio del 2009
Estoy en armonía con el bien de toda la Creación.
Centrado
Mantener mi vida en balance me ayuda a permanecer estable a pesar de las dificultades y altibajos de la vida. De modo que si me siento deprimido, hago algo bueno por alguien, lo cual eleva mi espíritu. Si siento que me falta la energía, hago ejercicios ya que éstos hacen surgir la vitalidad latente en mí.
Hago citas de oración y meditación para reencontrarme con Dios durante el día. Al establecer armonía en mí, balanceo mi vida tanto externa como internamente. Cuando estoy en armonía con el bien en mí, estoy en armonía con el bien de toda la Creación.
El centrarme en Dios, la fuente de toda vida, pone a mi vida en perspectiva.
“Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz; y la prosperidad vendrá a ti.”—Job 22:21
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Jueves 23 de julio del 2009
Somos amados de Dios.
Conexión sagrada
El espíritu de Dios está en mí y en toda persona en el mundo. Ésta es una conexión sagrada que compartimos con Dios y los unos con los otros.
Considero a todos como mi familia ya que un vínculo sagrado me une a todo hombre, mujer y niño en el planeta. Trato a los otros con reverencia y deferencia, y me trato a mí del mismo modo.
Pensamientos bondadosos y actos de perdón, así como expresiones de amor, paz y buena voluntad, son bendiciones que podemos dar y recibir unos de otros. Toda persona que veo, mi familia y mis compañeros de trabajo, comparten conmigo un nombre al cual todos respondemos: amado de Dios.
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”—1 Pedro 4:10
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Viernes 24 de julio del 2009
Un gozo nuevo y maravilloso me espera.
Dejar ir
No mantengo expectativas negativas, ya que ellas me impiden apreciar la bondad de Dios que está presente y disponible en todo momento. Cuando espero lo mejor, hago un espacio para ello en mi vida. Esta comprensión me prepara para dejar ir cualquier negatividad que pueda interponerse entre la vida completa que deseo y yo.
Al orar, entrego toda preocupación a Dios. En la quietud, recibo nuevos discernimientos y mayor comprensión. Permito que este progreso continúe, sin regresar a la duda o la negatividad. Dejo ir y confío en que Dios me guía. Continúo hacia adelante y tengo presente que maravillosas nuevas alegrías y bendiciones me aguardan.
“Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia.”—Proverbio 3:5
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Sábado 25 de julio del 2009
La presencia de Dios me brinda seguridad.
Protegido
Los soleados días de verano me ofrecen oportunidades para viajar, pasar tiempo fuera de casa, descansar o compartir ratos alegres con familiares y amigos. Doy gracias por momentos como éstos.
Según me preparo para participar en mi actividad favorita, bien sea especial o rutinaria, dedico un momento a dar gracias por las oportunidades divinas de las cuales disfruto. ¡Siento gozo por la vida!
Dios es mi compañero y amigo eterno. Bien esté en mi hogar o en un lugar distante, sé que estoy seguro porque siempre estoy en la presencia de mi creador. Me siento protegido y sustentado, y me mantengo receptivo a la maravilla que cada día ofrece.
“A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.”—Salmo 91:11
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Domingo 26 de julio del 2009
Contribuyo con una conciencia cuyo fundamento es la sabiduría divina.
Edificando
El sabio Rey Salomón dio prioridad a la edificación de un templo que sirviera a su gente. Sólo los materiales más finos, las medidas más exactas y la mano de obra más capacitada fueron utilizados.
Del mismo modo yo edifico mi conciencia con sabiduría espiritual. Evalúo con cuidado mis pensamientos, me aseguro de que haya en ellos compasión y honestidad antes de expresarlos con palabras y acciones. Las palabras y acciones consideradas son cimientos valiosos para edificar cualquier comunidad y la humanidad entera. Con sabiduría y fortaleza, cocreo el mundo con Dios y con otros. Contribuyo con una conciencia fundamentada en la sabiduría divina.
“Por lo cual, animaos unos a otros y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo.”—1 Tesalonicenses 5:11
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