A veces, mi mente puede fijarse sólo en la carencia: “No tengo suficiente”, “no hay suficiente tiempo”, “esa idea es poco práctica”. Pero sólo porque algo no ha sido parte de mi pasado no significa que no puede ser parte de mi futuro.
No limito mi visión de lo que es posible. Los pensamientos de duda son sencillamente restos de un paradigma antiguo y no tienen por qué ser parte de mi realidad actual.
Agradezco poder cambiar mi patrón mental. Dejo ir aquellos pensamientos que me limitan y estoy receptivo a las ideas divinas siempre presentes. Como soy una expresión de Dios, puedo reclamar como míos la curación, la prosperidad y el éxito que deseo. Una nueva vida es posible para mí ahora.
Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.—Marcos 10:27
Con gratitud y gozo de corazón, reconozco todo lo que tengo. La energía divina es la fuente de mi provisión y me alineo completamente a ella. Estoy receptivo al fluir de la sustancia divina cuando pido lo que necesito en oración y doy gracias anticipadas porque sé que lo recibiré.
Todas mis necesidades son siempre satisfechas. Elevo mi conciencia de prosperidad manteniendo una actitud de gratitud, dejando ir pensamientos de escasez y compartiendo gozosamente de lo que tengo. Doy y recibo con amor y gozo. La satisfacción de nuestras necesidades es parte de nuestra herencia divina. Utilizo y comparto el bien que recibo sabiamente y con gracia.
Entonces el rey Darío escribió a la gente de todas las naciones y lenguas de la tierra, diciéndoles: “Deseo a ustedes paz y prosperidad”.—Daniel 6:25
La siguiente afirmación de Eric Butterworth me habla directamente: “En ti existe un potencial ilimitado y todavía no manifestado de creatividad y sustancia, y la experiencia presente puede ser tu mayor oportunidad de manifestarlo”.
Mi experiencia presente es un catalizador para el crecimiento. Me permite manifestar mi potencial. Los retos son un llamado a crecer espiritualmente. Todas las cosas son posibles gracias a Dios en mí. Pido, y estoy atento a las ideas divinas. Estoy totalmente receptivo a la guía del Espíritu y actúo según ella. Al cocrear con Dios, permito que la semilla de la creatividad crezca en mí. Mi potencial se expande y acojo las bendiciones de la vida.
Pues ustedes han vuelto a nacer, y esta vez no de padres humanos y mortales, sino de la palabra de Dios, que es viva y permanente.—1 Pedro 1:23