La sonata, Childe Hassam (1911)A lo lejos resonaban las cadencias de un piano que jemía las nostalgias de una májica canción, y extasiado en la amargura de aquel éxtasis lejano, derramaba triste llanto mi doliente corazón.
Yo soñaba en la ternura suave y lenta de la mano que arrancaba del piano tan amarga vibración, y mis besos se perdían en la bruma del arcano que absorbía con su sombra la dulcísima aflicción.
¡Ay, quién sabe si aquel alma era hermana de la mía y soñando con mi alma mitigaba su pesar! La agonía de sus quejas era igual a mi agonía,
su sollozo melancólico me obligaba a sollozar... ¡Oh, las almas que se adoran de una tarde en la harmonía y consuelan sus martirios sin poderse nunca amar!Juan Ramón Jiménez(Rimas, 1902)
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