El maestro y ministro Eric Butterworth describe la prosperidad como bienestar espiritual. Él hace notar que el bienestar espiritual se manifiesta de muchas maneras. ¡Reclamo mi bienestar espiritual como una expresión gozosa del Creador! Visualizo que el bien que deseo se manifiesta en mi vida.
Me visualizo saludable, comiendo alimentos nutritivos y haciendo ejercicio diariamente. Me veo amado y siendo amoroso; seguro y protegido de todo peligro. Tengo mucho que dar, y comparto generosamente mis dones y talentos. Siento gratitud al reconocer la prosperidad en mi vida. Reconozco que soy uno con la abundancia de Dios, y estoy receptivo a un fluir de bien aún mayor.
¡Que sea en las cumbres de los montes como un puñado de grano que cae en la tierra!—Salmo 72:16
Confío en la actividad de Dios en mí que hace latir mi corazón, guía mis pensamientos y atrae mi bien. Así como el sol sale y se pone cada día, el Espíritu Santo es una fuerza de vida constante. Esta fuerza anima mi cuerpo, da energía a mi aliento y vigor a mi espíritu.
La actividad de Dios está presente en mis ideas y pensamientos creativos. La sabiduría de mi Creador me ilumina. Su fortaleza me da poder y Su amor llena mi corazón. Al orar y escuchar, soy sustentado espiritualmente. Me mantengo alineado con el Espíritu Santo pasando tiempo cada día en el Silencio. Al hacerlo, recibo todo lo que necesito para vivir plenamente y con propósito.
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.—Romanos 5:5