NO IMPORTA
(Mt 16,11-15; Lc 24,11)
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés
No importa que en los medios de difusión mundanos
no quieran pronunciar tu nombre,
no importa,
no importa porque voces de soledad lo gritan,
porque lejanos bosques lo susurran
en gotas de rocío,
porque vibra en los trinos de los pájaros
y en los élitros negros de los grillos,
y en el estanque azul
croan las ranas con sus letras.
No importa que la música oficiosa y esclava
ignore tu sonido,
no importa,
no importa porque laten corazones
al son de tu silencio,
porque cantan amor tus notas,
porque en labios urentes
escancias el caudal de tu armonía
y en las viejas arterias del anciano
circulan tus acordes de esperanza.
No importa que el aplauso del soberbio, del necio,
enmudezca en el aire,
no importa,
no importa porque manos inocentes
se extienden en amante abrazo,
porque dedos heridos
cicatrizan al roce de tu piel,
es caricia la espina de la angustia y del odio
y el tacto de tus pétalos
dulcifica los golpes de la ausencia.
Ni importa que el presente arrincone tu voz
en la escombrera gris del marginado,
no importa,
no importa porque el eco vive
y en nuevas primaveras
germinará en la tierra tu palabra,
porque tras el invierno
se abrirán las ventanas a la luz
y habitarás la estancia de los hombres
que mostrarán al mundo tu presencia.