Al mirar en retrospectiva, puedo ver cómo mi vida se ha desarrollado de una manera milagrosa. Encontré mi camino cuando me sentí perdido. Amigos aparecieron cuando me sentí solo. Sobreviví situaciones peligrosas. ¿Cómo sucedieron estos milagros? Por medio de la gracia.
La gracia es el amor incondicional de Dios en acción. Ella me alienta si estoy decaído. Tal vez, un familiar de quien no había sabido por mucho tiempo reaparece en mi vida o encuentro amor donde menos lo esperaba. Cuando las cosas suceden sin que yo sepa cómo, doy crédito a la gracia. No importa lo que esté enfrentando, confío en que lo superaré con facilidad y soltura. Estoy eternamente agradecido por el don de la gracia.
Que Dios el Padre, y Jesucristo, Hijo del Padre, derramen su gracia sobre ustedes.—2 Juan 1:3