Hasta ahora, las opiniones de los que afirmábamos haber sufrido una experiencia de abducción –relata Próspera Muñoz– nunca habían sido tenidas en cuenta. Los investigadores se limitaban a preguntarnos por los detalles del caso y precipitarse a sacar conclusiones e interpretaciones de los hechos. Cierto es que algunos respetaban nuestros relatos y las sensaciones que, mejor o peor, intentábamos transmitirles, pero otros han escrito sólo de oídas, prejuzgándonos y achacándonos posturas, las más de las veces, irracionales.»
«Por ello, me dispongo a escribir con el ánimo de aclarar y desmitificar lo que se ha dado en llamar «el despertar de la conciencia», que aparentemente se suele dar en todos los testigos de encuentros cercanos con OVNIs.»
«Empezaré por mí misma. Se me ha preguntado en infinidad de ocasiones cómo ha cambiado mi vida a raíz de mi experiencia de abducción, y siempre me he visto en la obligación de aclarar que la palabra cambio no es la más adecuada para describir mi propia transformación interna. Cambiar significa «mudar o alterar, dando la impresión de que el proceso es algo instantáneo, cuando no creo que sea nunca así. La personalidad del testigo de un encuentro cercano no se altera de un día para otro por el solo hecho de su vivencia OVNI. Por ello creo que, en estos casos al menos, encajaría mejor la palabra evolución, ya que da una idea, más acertada, de cambio lento, progresivo y constante.»
«Resulta difícil expresar con palabras todas las etapas por las que he ido pasando en mi evolución particular. Mis dudas, mis búsquedas, descubrimientos, situaciones conflictivas o mis encuentros con gentes de todo tipo han influido drásticamente en mi forma de ser con el paso de los años.»
«Sin duda la etapa más difícil de asumir fue la primera. Cuando comencé a recordar mis experiencias OVNI de la infancia, me costó mucho entender los «porqués» de todo aquello que se presentaba en mi memoria como algo indudablemente real. El primer paso, por tanto, fue pedir ayuda para entenderlo que me pasaba. Acabé encontrando a Antonio Ribera i Jordá, del que me constaba su seriedad y buen hacer en el campo de la investigación OVNI. Gracias a él supe que había más gente en el mundo que decía haber tenido encuentros de las mismas características que el mío, descubriendo –de golpe– que no estaba sola en esta situación.»
«En 1983, de la mano de Antonio Ribera, asistí a un congreso ufológico en Ciudad Real y a una nueva conferencia sobre OVNIs en Madrid, en 1985. A raíz de ofrecer mi testimonio públicamente en esos foros, diversos investigadores se fueron acercando a mí, al tiempo que lo hacían otros curiosos e interesados en el tema OVNI. Fueron ellos los que me ayudaron en mi búsqueda, enriqueciendo mi vida y dándome puntos de apoyo para comprender lo que me pasó hacia 1947.»
«Fui, de esta forma, poniéndome al día de otras corrientes dentro de la ufología que ofrecían supuestos mensajes recibidos de entes ligados a los OVNIs. Mensajes que han generado pueriles ideas de «elegidos», catastrofismos y mesianismos sin sentido. Y es por ello que, tras conocer toda esa información, no tuve otro remedio que sublevarme y tratar de devolverles a "ellos" su dignidad.»
«Después de todos estos años creo que lo único que pretenden estas entidades es estimular la evolución del ser humano por la vía de la creatividad. De hecho, muchos investigadores creen también que se nos está estimulando «desde fuera» para incrementar nuestro aprendizaje. Y les doy toda la razón.»