Puedo vivir a solas,
hablar conmigo misma,
investigarme.
Puedo asombrarme
de que quiero vivir,
definitivamente.
Puedo cantar una melodía nueva
entre tantas disonancias repetidas,
y divertirme
representado el papel más serio,
puedo dividirme
y multiplicarme,
y recibir las pobres noticias de mi misma,
sin miedos ni renuncias.
No puedo desertar, yo soy Alicia,
soy ésta, que nació hace menos tiempo
del tiempo que respira.
Soy una sonatina de Clementi
y el compás del metrónomo
alentando los sueños.
Soy un piano cerrado
que me duele.
Soy un montón de imperfecciones
que fabrican amores mentirosos
(más que amores, excusas
para escribir poemas
que pocos leerán).
No soy quien quise ser
sino otra muy distinta.
Me fallaron los planes, a Dios gracias.
Soy la resignación de cada día
y una perfecta soledad
que unas veces me angustia
y otras veces
toma los colores y la forma
de una fresca y dorada libertad.
Soy amargas verdades
firmes en su denuncia
que no aceptan ni un poco de mentira
para sobrevivir.
Soy una inagotable reserva de ternura
camouflada
bajo la toga de abogada protestota.
No puedo desertar de ser yo misma,
no me gustan los fuegos de artificio,
soy como soy, tendrán que descubrirme
detrás de los anteojos,
el Código Civil,
y mi pequeño prestigio cotidiano.
Tendrán que descubrirme la sonrisa…
Quiéranme como soy, o no me quieran.
No puedo renunciar a ser Alicia.
Alicia Fernández Leleu