Según lazar, el S-4 era un enorme complejo subterráneo que ocupaba toda una cordillera montańosa. Al principio, pensó que estaba trabajando con tecnología altamente sofisticada creada por el hombre, pero cuando entró en uno de los platillos se convenció de que era de otro mundo porque tanto su forma como sus dimensiones no parecían haber sido concebidas por humanos.
No tenía junturas aparentes, nada de soldaduras, ni pernos o remaches -dijo lazar Los bordes de todos los elementos eran redondos y suaves, como si estuviesen hechos con cera caliente sometida a un rápido proceso de enfriamiento. Según el testimonio, había troneras, arcos y delgadas sillas de sólo 30 cm de altura. Su unidad de propulsión era un objeto no mayor que una pelota de béisbol, que irradiaba un campo antigravitatorio a través de una columna hueca, emplazada verticalmente en el centro de la nave.
Lazar tuvo acceso a un memorando que confirmó sus sospechas. Había una cantidad impresionante de información sobre ovnis, incluso fotografías de autopsias de pequeńos seres grises con grandes cabezas calvas. Se afirmaba que los alienígenas procedían de la galaxia Zeta Reticuli y se citaba un incidente, ocurrido en 1979, en el que los alienígenas mataron a varios guardias y científicos de la base. Todo ello le convenció de que estaba trabajando en una nave alienígena, creada por mentes alienígenas con materiales alienígenas.
Él nunca afirmó categóricamente que viera alienígenas en el S-4, pero sí vio algo extrańo. Andando por un pasillo pudo observar, a través de una puerta entreabierta, a dos hombres con batas blancas mirando hacia abajo y hablando a algo pequeńo con brazos largos. Sólo fue un vistazo rápido, pero no sé qué podía ser aquello, dijo lazar