Cuando el médico se fue, Betty se quedó a solas con el jefe:
-Yo le estaba agradecida porque me había quitado el dolor y porque él no me producía ningún miedo... Y le dije que aquello había sido una experiencia para mí. Que nadie me creería jamás si lo contaba... Y que yo lo que necesitaba era una prueba de que todo aquello había ocurrido de verdad. Y el jefe se echó a reír y me preguntó qué clase de prueba quería. Qué me gustaría llevarme. Y le dije: Algo que pudiera llevarme y enseńar a la gente porque, entonces, me creerían. Y me dijo que mirara y viera si encontraba algo de mi gusto. Y miré... No había muchas cosas en aquel cuarto... Pero vi un libro en el armario. Un libro bastante grueso. Entonces, cogí el libro y le dije: żpuedo llevarme esto? Y él me dijo que hojease el libro, y yo lo hice. Tenía páginas y estaban escritas. Pero la escritura era completamente distinta de todas las que conozco. Parecía casi como... no sé... la escritura no cruzaba la página, iba de arriba a abajo...
Betty, luego, dijo haber preguntado al extraterrestre –para ella no cabía duda ya que aquel ser no era terrestre– de dónde venía. Y él le mostró un mapa:
-Y había muchos puntos en él; estaban esparcidos por toda su superficie. Algunos eran pequeńos como punzadas de alfiler. Y otros eran del tamańo de una moneda pequeńa. Y había líneas, había líneas en algunos de los puntos. Eran líneas curvas que unían un punto con otro. Y había un gran círculo y muchas líneas que salían de él. Muchas líneas iban a otro círculo situado muy cerca, pero no tan grande. Y estas líneas eran gruesas. Y yo le pregunté qué querían decir y él me dijo que las líneas gruesas eran rutas comerciales y, luego, las otras líneas eran rutas hacia lugares adonde iban de cuando en cuando. Y me dijo también que las líneas de puntos seguidos eran rutas de expediciones...
Pero el interlocutor de Betty –el extraterrestre al que ella llamaba jefe– no le dijo cuál de aquellos puntos era su planeta, ni cuál era la Tierra. Pero esto a Betty no le importó demasiado, le importaba más seguir reteniendo el libro. Sólo que...
-Estamos otra vez en el pasillo. Barney está detrás de mí y tiene los ojos cerrados; y un hombre a cada lado. Y cuando yo ya empiezo a bajar la rampa, varios de los hombres, no el jefe, sino algunos de los otros, se ponen a hablar. No sé lo que están diciendo pero parecen muy excitados. Y entonces el jefe se me acerca y me quita el libro...
Betty dijo haberse puesto furiosa. Aquel libro era su prueba.
-Y él me dijo: «Si, ya sé. Y precisamente porque es una prueba los otros no quieren. Quieren que olviden lo que ha ocurrido, que lo olviden por completo».
Finalmente, los extraterrestres acompańaron a Betty y a Barney al coche. Barney seguía con los ojos cerrados y, también esta vez, se apoyaba en dos de sus raptores.