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De: Lina1  (Mensaje original) Enviado: 06/07/2010 09:50
Forbes

5 de julio de 2010, 11h42

Deja que tu cuerpo hable por ti

Por Meghan Casserly y Raquel Laneri

Deja que tu cuerpo hable por ti
 
"¡No sé por qué nadie me toma en serio!" dice una joven durante un curso sobre cómo aprender a ser más firmes, dirigido específicamente a mujeres. Esta ingeniera, muy bajita, sonríe a la clase: "Soy inteligente, soy capaz y soy muy clara al decir las cosas -afirma-, ¡pero nadie me respeta!" La clase entera rompe a reír.

¿Por qué?

El secreto es la sonrisa.

Como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras. O, en este caso, una sonrisa: por mucho que hagamos valer nuestra autoridad en nuestro lugar de trabajo, por brillantes que sean nuestras ideas, por trabajadores que seamos, lo cierto es que al final se nos juzga por la forma en que nos presentamos ante los demás.

Las investigaciones demuestran que se tardan cuatro minutos en crear una primera impresión y, según un estudio muy citado del catedrático Albert Mehrabian, de la UCLA (universidad de California), el lenguaje corporal representa cerca del 55% de esa impresión (el 38% está en el tono de voz y el 7% restante en nuestras palabras).

Las primeras impresiones son especialmente importantes para las mujeres en sus lugares de trabajo, donde crearse una imagen y una marca personales y dar una impresión determinada son factores fundamentales para el éxito. El Dr. Lois Frankel, orientador profesional y autor de la obra Nice Girls Don't Get The Corner Office (Las chicas buenas no llegan a ejecutivas), de reciente publicación, se encarga de darle consejo a las mujeres sobre cómo dirigir las impresiones que causan en los demás y conservar su reputación en el mundo de los negocios: "Una primera impresión siempre es una oportunidad para venderse uno mismo, nuestra empresa y nuestra marca."

Una imagen vale más que mil palabras
Muchas personas son conscientes de que su lenguaje corporal puede ser un obstáculo a la hora de presentar nuestra mejor cara, pero también puede servirnos de herramienta para dirigir la impresión que reciben otras personas de nosotros.

Al identificar una serie de conductas del lenguaje corporal comunes, las mujeres pueden dirigir con eficacia las impresiones que otros reciben. Por ejemplo, dice Frankel, los gestos relacionados con atusarse, como tocarse el pelo o ponérselo detrás de las orejas, pueden ser formas de disminuir la credibilidad de una mujer en un entorno comercial.

El gesto denota recato, afirma, y puede quitarnos años de madurez delante de los demás si lo hacemos de forma inconsciente. Sin embargo, cuando tengamos que dar un mensaje especialmente difícil en el trabajo, hacer ese gesto a propósito puede servir para suavizar el golpe o dar la impresión de estar más preocupados o de ser más empáticos.

En el fondo, se trata de hacer las cosas conscientemente. Si conocemos los ticks de nuestro lenguaje corporal, podemos manipularlos en determinados entornos para aprovecharnos de ellos.

Gestos inconscientes
Aquí presentamos algunos de los gestos más comunes que probablemente hagamos de forma inconsciente:

- Inclinar la cabeza: un signo de que estamos escuchando, pero que se puede malinterpretar como una forma de sumisión o incluso de flirteo.

- Cruzar las manos en el regazo: ocultar las manos bajo una mesa de juntas o un escritorio, por ejemplo, indica que no somos de fiar; se trata de una percepción que nos viene de antiguo, cuando los hombres presentaban las palmas de las manos para indicar que se aproximaban desarmados.

- Cruzar las piernas: indicio de resistencia.

-Sonreír en exceso: indicio de que nos falta seriedad y formalidad.

- Cruzar los brazos a la altura del pecho: se traduce como inseguridad o una actitud defensiva.

- Juguetear o tirar de nuestro cabello, joyas o prendas de vestir: puede ser un indicio de desasosiego o, nuevamente, de flirteo.

Muchas de estas costumbres están arraigadas profundamente y, aunque pensemos que hemos conseguido eliminarlas o que hemos aprendido a controlarlas, suelen reaparecer cuando nos encontramos en una situación de estrés o nerviosismo.

Por tanto, ¿cómo minimizar estos ticks o incluso darles alguna utilidad, si no somos siquiera conscientes de que los tenemos?
"Los espejos son muy útiles", explica Kinsey Goman, orientadora de ejecutivos y autora de Sin palabras: la fuerza de la comunicación no verbal en el trabajo.

"Practique su discurso de distintas formas, con la cabeza inclinada, con la cabeza recta, y fíjese en la diferencia. Practique los gestos. Los gestos con las manos son estupendos, pero no deje que las manos suban por encima de la altura de los hombros: dan impresión de una actitud errática."



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