El enviado de Dios
Eran dos españoles sentados en un bar hablando de cosas, hasta que llegan al tema de la religión y, entonces uno de ellos dice:
"Sabes, yo soy el enviado de Dios."
Con lo cual el otro salta:
"Pero, ¿que decís? Soy yo el enviado de Dios."
Y asi se inicia una discusión sobre cual de ellos dos es el enviado de Dios, hasta que uno de ellos sugiere preguntarle a un señor que estaba sentado solo en la mesa contigua:
"Disculpa, ¿a usted cual de nosotros dos le parece que es el enviado de Dios?"
A lo cual el señor responde:
"Que yo sepa, aun no he enviado a nadie
Jaimito
El marido llega a casa sin avisar, y la esposa tiene que esconder a su amante, asi que lo mete en el armario. Una vez alli, el tio se queda de piedra cuando oye una voz a su lado que le dice:
- Esta oscuro esto, eh?
Y entonces se da cuenta de que es el hijo, que estaba escondido en el armario mirando mientras echaba el palo con la madre.
- Callate, Jaimito...
- Creo que voy a estornudar.
- No, por favor...
- ¿Me daras un poco de dinero?
- Si, toma mil pelas, pero callate - Nota: el amante no tiene puestos los pantalones, pero se ha metido en el armario con ellos.
- Oye, de verdad que tengo unas ganas enormes de estornudar.
- Uy que niño, anda toma la cartera...
- Vale, ya se me han pasado las ganas.
Total, que Jaimito se compra una bicicleta esa misma tarde. Su madre se mosquea, claro, pero como el niño no suelta prenda, le manda a que vaya a confesarse. Obviamente, Jaimito no esta demasiado acostumbrado a los confesionarios, asi que cuando le llega su turno, lo primero que hace es decir:
- Esta oscuro esto, eh?
- Jaimito, no empieces otra vez.