Capítulo 2
Como ello baila más cerca de mí me pone la piel de gallina, pero mantener la calma al principio, fingiendo no tenia ningún interés cuando me pide que baile con ello. Él no se da por vencido tan fácilmente y quieren saber mi nombre, y en una forma que me hizo reír: “¿Cómo tu llamas? Mi nombre es Maria ¨ Él se apresura a explicar que sus amigos lo llaman así porque se comparte una casa con ellos y sólo se lava los platos, las ropas y hacer la limpieza, así que es todo llaman de María. Además de su aspecto muy atractivo, creo que su humor es muy refrescante. Una vez que llegó a conocer mi nombre y me invitó a tomar una copa, bailamos juntos. Cuando la música es lenta, se tira mí cerca él. Me siento bien en sus brazos, como antes en los brazos de Jefferson. Luego viene lo que habia oída mil veces: “Tengo que verte de nuevo, dame tu número de teléfono” Tan fácil no estoy haciendo para él, aunque No tengo ninguna objeción a verlo de nuevo. Yo no lo hacen tan fácil para él, aunque yo no tenía nada para oponerse a una nueva reunión. Propone: ¨Dame tu número, te llamo. ¨ – “No puedo, lo siento.” Es su respuesta. Aja! Olvídese amigo, es mi pensamiento que viene, pero entonces se explica que él llama a si mismo tan poco y lo que el número no está en su cabeza. Aunque debo que reír de nuevo, me bajo del taburete y me voy a ir a casa. Suavemente, me agarra del brazo. Se le ocurrió ahora que él tiene en su cartera un pedazo de papel con su número de teléfono de su casa para las emergencias. Se vierte el contenido de su cartera en el bar y buscó entre las notas, monedas, documentos de identificación entre otros para un pequeño pedazo de papel. Le molesta muy poco cuando el camarero mira toda la cosa con una extraña visión y me echo a reír. El grito de alegría loco, dice que encontró el papel que luego me empuja y me pregunta con sus ojos tan irresistibles: ¨ Dame tu número ahora?¨ Realmente ya no puede argumentar, y le doy mi número, inmediatamente lo guarda en su teléfono celular. Ahora realmente quería ir a casa. Luciano me acompaña hasta el aparcamiento de mi coche y me pregunta si no iria por casualidad a través de Avenida San Miguel la zona comercial de Torremolinos. ¨Sí, yo vivo en Los Alamos¨, se escapa de mi boca y por lo tanto de acuerdo en que yo lo llevaría. Como llegamos en frente de mi coche, se propone que nuestra próxima reunión debería tener lugar en una planta de lavado de coches.¨ ¿Como qué? ¨ Le pregunto, confundida. ¨¿Tu coche muy necesita un lavado. Maria lava los coches también ¿sabes?¨ Río, admito que tiene razón. Yo no doy mucha atención al mantenimiento de mi vehículo, tal vez lavo el tres veces al año. Y, en consecuencia se ve plana. Si estoy conduciendo el centro, explica que su padre vive en la Avenida San Miguel y se pasará la noche allí. Puedo sentir sus ojos penetrantes, no quitaba los ojos de mí en cualquier momento. Luciano es mucho más joven que yo. Le pregunto qué edad tiene. 25! ¨Oh, oh, vamos dejar salir y olvídese! ¨, pienso con horror. Puede ser mi hijo. ¨ ¿Y tú? ¿Cuántos años tienes? “Luciano me detiene en mi pensamiento. ¨ ¿Qué piensas cuántos años tengo? ” – ¨ 28 o 29 tal vez? ¨ sorprendió pisar el freno. Soy muy consciente de que en realidad parece más joven que 44 y no me siento como una mujer de 40 años. Para muchos, quizá envidiable, pero para mí, a veces es como una maldición. No tengo absolutamente ninguna relación con los hombres de mi edad siempre me encuentro en las relaciones con hombres más jóvenes. Chris fue de 31, mi ex-novio brasileño Jefferson, 35, y por lo tanto los dos eran del campeonato señor. ¨Así cuántos años tienes?¨, Luciano volvia a interrumpir mis pensamientos. “Añades 10 años”, respondo con cautela. Llegamos a la Avenida San Miguel. Pero en vez de salir Luciano me tira en sus brazos y me besa con pasión. Casi dos horas sentamos en el coche, besamos y acariciamos con ternura. Son las 8 de la mañana y el sol brilla. Púlsalo y decirlo: ¨Estoy cansada y con sueño. Mi dejes ir a la casa.¨ Es obvio que quiere más, pero para que no estoy preparada emocionalmente. Todavía estoy muy unido a Jefferson. Luciano no muestra su decepción y despide con las palabras: ¨ Te llamo mañana. Tengo que verte otra vez.¨ La puerta del pasajero ya está cerrado, pero él se niega a venir a través de la ventana para un último beso y me aconseja que cerrar la ventana para que ningún me roben. Tengo que sonreír para que mucha ansiedad. |