Para profundizar en ti mismo, abandona tu egoísmo. Abandona tus esfuerzos por ser perfecto, rico, seguro o admirado. Tales esfuerzos te limitan, bloquean tu universalidad. Abandonar es como morir... Todo emerge, se forma y muere. Tú también. Cuando mueres, abandonas el ego. Y te haces uno con todo lo demás. En mi más profundo interior sé que soy uno con el todo. Abandono mi egoísmo y termino con la ilusión de estar separado. Así actúo para el todo. Me beneficio y te beneficio. No estoy en conflicto con nadie; estoy en paz, y tengo energía disponible para dar, porque ya no me resisto a lo que está ocurriendo.
La muerte no me atemoriza porque sé cómo abandonarme y conozco la naturaleza de la eternidad.