Acepta cada nueva mañana como un regalo, como un don y , si es posible, como una fiesta. No te levantes demasiado tarde. Mírate en el espejo. sonríete a ti mismo, date los buenos días: así tendrás un cierto entrenamiento para decirlo también a los demás. Si conoces los ingredientes del "sol " puedes prepararlo tú mismo como tu comida cotidiana. Toma una buena dosis de bondad, añade mucha paciencia; paciencia contigo mismo, paciencia con los demás. No olvides aquella pizca de humorismo que hace digerir las contrariedades, Mezclale una buena dosis de interés por el trabajo y vierte sobre el conjunto una gran sonrisa: