Es horrible escuchar un “te lo dije” tras cometer un
error,
pero mucho más escucharlo de forma repetitiva, una y otra
vez.
El "te lo dije" no sirve para nada
positivo,
sólo mortifica a quien lo recibe y aminora su autoestima,
alegría y confianza.
Tengamos cuidado con nuestras
palabras,
y aunque tengamos razón, por lo general el “te lo dije” es
mejor no decirlo.
El mundo es como una especie de restaurante intangible:
encuentras tanta comida de tan diversos olores, texturas y
sabores,
que a veces
terminas por degustarlo todo acabando
con una
insoportable indigestión a causa de nuestras ganas
de comer un poco
de todo lo que nos recomendaron.
Así, a diario
tenemos un restaurante inmenso
de creencias que
podemos aceptar o no,
que podemos tocar
o alejar, que podemos apropiar o rechazar.
Pero lo verdaderamente importante a la hora
de enfrentarnos a un menú de este tipo, es saber
reconocer
qué sabores son los que nos resultan
agradables
y cuáles tienen un efecto repugnante en nuestro espíritu.
Afuera, siempre encontramos personas que
nos dicen de manera muy amable, a modo de
meseros,
lo que consideran adecuado o no para nuestras vidas.
Estas personas también suelen encargarse de
decirnos
mil y un veces un “te lo dije” que nos
juzga
y nos
ataca en lo más profundo de nuestro
ser,
¿acaso no saben que si erramos no es por
gusto?
En nuestro corazón está la potestad para no
permitir
que menús sinuosos y meseros impertinentes nos atrofien la
velada.
Muchos seres andan por el mundo
“arreglándole” la vida a sus
semejantes:
“¡Hay, pero mira si es boba, no debería hacer
eso!”,
“a ella le falta cerebro, ¿cómo es que no aprovecha esas
oportunidades?”
o mejor aún, “Donde hubiese sido yo, yo si no hubiese
perdido el tiempo”.
Nosotras no tenemos por qué ser juezas de
nadie,
así como nadie tiene derecho a
juzgarnos,
porque siempre será más fácil ver “los toros desde la
barrera”
cuando no te asedia la corrida, cuando los
sentimientos
no te agobian y cuando no cargas con el miedo a
fracasar.
El "Te Lo dije" repetitivo no es una estrategia de
apoyo.
- En una primera instancia puede ser adecuado decir
- “te lo dije”
ya que así,
desde la acción, le enseñas a la otra persona
la
importancia de recibir consejos y escuchar a las demás personas que le
rodean.
Pero
cuidado, no se trata de valorar las críticas destructivas
de la vecina
a la cual no le simpatizamos o de pedirle
su opinión al
primer desconocido con el que te topas,
se trata más
bien de preguntarle a quienes sí son importantes en tu
vida,
a quienes de
verdad le interesas y te aman sinceramente.
situaciones
en las que el “te lo dije” sólo sirve para añadir culpas y los
daños,
porque quien
lo escucha internaliza la creencia de
que pudo
haber evitado un error y no lo hizo,
de que pudo
haber cambiado el rumbo de su vida y también falló.
Como
consecuencia de este abusivo uso del “te lo dije”,
acabamos con
una pérdida desmedida de autoestima y alegría por la existencia.
Siempre
actuamos de acuerdo a nuestras posibilidades en el momento,
si ahora
pensamos en actuar de manera diferente,
es porque
tenemos nuevas perspectivas que, en gran medida,
son fruto de
los errores y consecuentes aprendizajes del pasado.
No mortifiquemos a las personas que
nos
rodean con un "te lo dije" y
tampoco
permitamos que nos mortifiquen con
esta frasecita.
La vida es más
que palabras y equivocaciones,
es más que
menús y opciones a tomar,
y quien no ha
tenido el placer de errar,
tampoco ha
tenido ansias de vivir.
© Autor:
Lluvia.
Bendiciones!!!
Alex & odris