Juan Pablo II
Que se eleve desde el corazón de cada creyente,
de manera más intensa,
la oración por todas las víctimas del terrorismo,
por sus familias afectadas trágicamente
y por todos los pueblos a los que el terrorismo
y la guerra continúan agraviando e inquietando.
Que no queden fuera de nuestra oración
aquellos mismos que ofenden gravemente a Dios
y al hombre con estos actos sin piedad:
que se les conceda recapacitar sobre sus actos
y darse cuenta del mal que ocasionan,
de modo que se sientan impulsados
a abandonar todo propósito de violencia
y buscar el perdón.
Que la humanidad, en estos tiempos azarosos,
pueda encontrar paz verdadera y duradera,
aquella paz que sólo puede nacer
del encuentro de la justicia con la misericordia.
amen