Erase una viejecita que tenía un cajón, un hilito, una agujita, y en el muro un ratón
la agujita la usaba cuando el trapito tenía un hoyito y con hilito remendaba
el cajón cuando lo abría, parecido al de mi tía, de adentro ella sacaba un millón de maravillas
los recuerdos de niñita, un florero, un jabón, un botón de florecita, que amaba la viejita
una botella de vino, un paraguas, un pinguino, y tres mil hojitas secas, y el mapa hacia la meca
tres cuadernos, y dos plumas, y la foto de dos pumas, la envoltura de un bombón y de alambre un corazón
era tanto lo guardado, que se había hasta empolvado, no importaba, su tesoro era mas valioso que el oro
el ratón desde su muro, un poquito medio oscuro, le miraba muy atento los tesoros muy contento
y hasta él se imaginaba que algún día ese cajón le podría ser de casa y llevaría eso sí, esa taza que era cama al dormilón |