Un día como el de hoy, pero del año 1871, se inició un gigantesco incendio que destruiría a gran parte de la ciudad de Chicago. La chispa que desató la tragedia se generó en un establo. Una ciudad de madera era Chicago en aquella época. Las paredes y los techos de las casas, sus puertas y ventanas, sus pisos y sus muebles eran todos de madera. Los edificios (algunos llegaban a los 6 pisos) estaban construidos en madera. Las veredas eran de madera y hasta algunas calles habían sido pavimentadas con bloques de madera para facilitar la circulación en el bullicioso centro de una ciudad que crecía rápidamente. Desde un principio, los bomberos y la mayoría de los pobladores lucharon contra el fuego en un combate desigual. El viento peleó aquella batalla del lado de las llamas avivándolas durante 2 días interminables. Uno a uno fueron cayendo edificios federales, hoteles, edificios de apartamentos, el edificio de la Corte …Para el 10 de Octubre, el fuego había destruido casi 6,5 km2 de la ciudad, había dado cuenta de casi 300 vidas y dejado a más de cien mil personas sin hogar. Más de 17 mil construcciones se quemaron. El telégrafo, entonces, llevó la noticia del desastre a todo EEUU. La ayuda fue generosa y llegó a una ciudad golpeada pero dispuesta a salir adelante. Aquello que parecía ser el final, se transformaría en el comienzo. Con férrea voluntad, mucho trabajo y destellos de talento, tiempo después, surgiría la moderna ciudad de Chicago.